Hoy en Colombia la corrupción ya no se disimula, se avala |
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La mayoría de los partidos políticos dejaron de ser vehículos del bien común y se convirtieron en organizaciones delictivas, dedicadas no a servir al país sino a satisfacer intereses personales, proteger estructuras corruptas y llenar bolsillos.
La política dejó de ser un ejercicio de responsabilidad y pasó a ser, para muchos, un negocio. Un negocio donde los avales se transan, la ética se relativiza y la corrupción se normaliza. Lo más grave es que el poder ya no se usa para transformar realidades, sino para blindar a los mismos bandidos de siempre.
La mayoría de los líderes que hoy concentran el poder no están a la altura del momento histórico que vive Colombia. En vez de depurar sus filas, exigir mínimos éticos o marcar límites claros, optaron por el camino más fácil y ruin: sumar votos sin importar el costo institucional, social y democrático.
No entendieron la gravedad del momento que vive el país. Colombia está al borde del abismo y el avance........