Aveces en la vida tenemos malas rachas y a mí me tocó una, estuve enfermedad tras enfermedad hasta llegar a una caída accidental¸ la cual me tuvo con un pie morado y con derrames, además de una muñeca fracturada por un buen tiempo. Amo mi trabajo y, por ello, no dejé de hacer correcciones, revisar materiales, los cuales, mediante este silencioso quehacer que lleva a la satisfacción del acabado más perfecto, no cesé de trabajar en ningún momento.
Claro, sí tuve que parar de escribir, ya como periodista; pero mi otra pasión, la corrección y edición, me salvó del tedio. Pero es a propósito de este doloroso accidente que quiero hablar.
Por........