Lo vi a través de un cristal. Cuando me descubrió gritó mi nombre, solo respondí: ¡“Estoy viva!” y él contestó: “Nunca lo dudé de ti. Eres la única que en mi larga carrera se paró ante mí y dijo: “¿Cuánto me queda?” “Aún tengo mucho que escribir”, respondí. “Te leo… ¡“Qué alegría verte!”.
Parada frente la meseta de mi cocina, tratando de adobar algo que ya no deseo comer, comentaba conmigo: …si no existiera bloqueo, si pudiéramos hacer todo como debemos y deseamos, fuéramos otros. Había vivido en el otro extremo de la ciudad unas horas inolvidables, aunque dormí mal pensando que mi consulta (cada año) para evaluar un tratamiento que arrastro hace diez, no tendría al transporte –en la situación actual- como mi mejor acompañante.
A las siete y algo el P11, número 365, nos dejó parados, pero el C7 con toda la paciencia del mundo esperó que nos........