La voluntad es mi guía

Con un bastón, un enfisema pulmonar y sus 89 años a cuestas, un día pidió que lo llevara al Museo de la Revolución y por supuesto con tantos males dilaté el viaje hasta que una mañana dijo: “Por favor Ana, vamos al museo”. Y el domingo de esa semana haciendo oídos sordos a quienes se oponían en la familia a nuestra travesía, llegamos al lugar que estaba lleno de turistas y pensé en lo infructuoso del viaje.

Pero resultó la primera sorpresa: un guía solicitaba nuestra presencia en la entrada. Sencillamente por ser un anciano con dificultades tenía prioridad, había un elevador para visitar los diferentes pisos. Su cara se fue iluminando y........

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