Las populares matrices de cuadros blancos y negros que escaneamos hoy en día hasta para consultar el menú de un restaurante se crearon originalmente para optimizar procesos de inventariado en la industria automotriz. Su anodino aspecto es perfectamente adecuado para su función original y en otras muchas situaciones, como en los procesos de pago mediante el móvil o el registro de accesos a un recinto.
Sin embargo, su apariencia funcional y poco atractiva plantea un desafío como elemento publicitario: ¿cómo conseguir que los códigos QR capten la atención del público y sean escaneados?
La necesidad de evitar el contacto físico durante la pandemia de covid-19 impulsó en gran medida el uso de códigos QR. Muchas personas que hasta entonces desconocían su utilidad, o no habían sentido la necesidad de usarlos, terminaron familiarizándose con ellos e integrándolos en su día a día.
Se creía que no iban a ser más que una moda pasajera con pretensiones de modernidad, pero se asentaron, convirtiéndose en una herramienta fundamental para enlazar el mundo físico con los contenidos digitales.
Según estudios realizados por Statista, un 99 % de los profesionales del marketing coinciden en que los QR son esenciales para captar a la generación Z, mientras que el 98 % los ven como un elemento clave para la publicidad digital en exteriores.
Aparentemente, van a........