La Navidad no solo es una temporada de unión y celebración, sino también una época clave para el consumo. Las estrategias de marketing navideño apelan a nuestras emociones y activan estímulos psicológicos que nos empujan a gastar, a menudo por miedo a perder oportunidades o no cumplir con las expectativas sociales. Desde las luces que evocan recuerdos hasta los contadores regresivos en ofertas online, los expertos en mercadotecnia emplean herramientas sofisticadas para influir en nuestras decisiones. Pero ¿cómo lo consiguen?
En Navidad, los sentimientos de alegría, nostalgia y conexión social se entremezclan con la ansiedad, el estrés y la anticipación ante las reuniones familiares o las vacaciones, lo que supone un desafío para nuestro cerebro.
Podríamos apostar que el sistema límbico es el que más trabaja en estas fechas por su implicación en el procesamiento emocional y en algunos subprocesos de memoria y recompensa. De hecho, varios estudios apuntan a que esa estructura se modifica ante decoraciones festivas, música navideña y las ofertas de las tiendas.
Son cambios estructurales y funcionales que podrían generar efectos colaterales en la toma de decisiones, el control de impulsos y las conductas inhibitorias, fundamentales para una controlar las compras compulsivas y la gestión emocional durante la Navidad.
Desde el marketing, esta respuesta emocional se utiliza para conectar con los consumidores. El........