Piense en lo que estaba haciendo antes de llegar aquí. Tal vez hace un momento o unas horas. ¿Estaba saltando de un vídeo a otro en YouTube? ¿Deslizando el dedo por Instagram o TikTok? ¿Empezó un capítulo de una serie en Netflix y lo dejó a medias?
Es probable que alguna de esas actividades le resulte familiar. Saltar constantemente de un contenido digital a otro o avanzar y retroceder en el mismo se ha vuelto un comportamiento muy habitual. Teóricamente, lo hacemos para distraernos y combatir el aburrimiento. Si algo no nos entretiene lo suficiente, simplemente pasamos a lo siguiente, y así sucesivamente. Pero ¿es realmente una forma efectiva de aliviar el aburrimiento?
Vivimos en una era con una oferta de entretenimiento sin precedentes, sobre todo en el ámbito digital. Y, paradójicamente, seguimos aburriéndonos igual que antes, o incluso más. De hecho, algunos estudios muestran que esa sensación ha aumentado entre los adolescentes en las últimas dos décadas. ¿Qué está sucediendo?
El aburrimiento suele definirse como una experiencia frustrante: queremos involucrarnos en algo que nos llene, que sea inmersivo y que capte nuestra atención, pero no lo conseguimos.
La psicología profundiza en este concepto y lo relaciona con los procesos atencionales. Desde esta perspectiva, se produce por la actividad de un bucle atencional.
Es decir, todos tenemos un nivel “ideal” de atención al que aspiramos al implicarnos en una actividad, y luego está el nivel “real” que experimentamos. A menudo,........