Cada pocos millones de años se produce el encuentro fortuito de alguna estrella con el sistema solar. Si se trata de una estrella con masa significativa, puede introducir perturbaciones gravitatorias que afectarían a la evolución dinámica de los planetas. La Tierra no escaparía a estos efectos.
Ahora un estudio ha encontrado evidencias del efecto del encuentro de una estrella con el sistema solar, alterando la órbita de la Tierra y, posiblemente, su clima.
Un trabajo de Nathan A. Kaib y Sean Raymond, publicado en Astrophysical Journal Letters_, demuestra, empleando simulaciones, los efectos gravitatorios que causan los encuentros casuales con estrellas.
En particular han analizado las consecuencias dinámicas del encuentro de una estrella similar al Sol, llamada HD 7977, con el sistema solar hace 2,8 millones de años. La desestabilización del sistema que generó la estrella condujo a un incremento en la excentricidad orbital de la Tierra.
Tales fluctuaciones en la excentricidad de la órbita de la Tierra deben producir cambios drásticos en el clima. El estudio intenta encontrar evidencia de tales encuentros que pudieran asociarse a eventos paleoclimáticos remarcables.
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