El antropomorfismo es la tendencia a atribuir características humanas a entidades no humanas, como máquinas o animales. En el caso de los chatbots, como ChatGPT, Gemini o Copilot, este fenómeno ocurre cuando imitan el lenguaje humano para comunicarse con nosotros. No solo utilizan palabras y frases comprensibles y familiares, sino que también adoptan patrones de comunicación propios de las personas. Así, logran mantener conversaciones contextuales y coherentes e, incluso, pueden mostrar humor y empatía.
Este diseño del lenguaje en las máquinas busca que la interacción con ellas sea natural, fluida y accesible. Eso facilita su uso en distintas aplicaciones, desde el servicio al cliente hasta la educación y el entretenimiento.
Hasta ahora, se consideraba que el lenguaje era una capacidad exclusiva del ser humano. Sin embargo, los avances en la inteligencia artificial generativa nos llevan a reconsiderar esta idea.
Uno de los rasgos más distintivos del lenguaje humano es la subjetividad, que se manifiesta en la elección de palabras con carga emocional y en la expresión de opiniones personales. También aparece en la evaluación de eventos y en el uso de elementos contextuales y culturales.
Cuando una máquina simula ser humana en la comunicación, surgen implicaciones éticas y psicológicas importantes. Estas interacciones pueden influir en cómo percibimos y nos relacionamos con la tecnología.
Un rasgo típico de la subjetividad........