Las luces y las sombras de la vida cotidiana se incrementan dramáticamente ante una catástrofe. Con su magistral capacidad para crear narrativas, Sigmund Freud expuso ante nuestras miradas el dualismo entre el Eros y el Thanatos, esa lucha continua entre dos fuerzas enfrentadas. Las pulsiones de vida, de autoconservación, frente a aquellas que nos arrastran hacia la agresividad y la destrucción.
Aún sin sobreponernos de los efectos de la dana en el sureste de España, observamos sobre el barro las huellas profundas de ambos impulsos. Somos observadores o partícipes del altruismo y la cooperación, como también de conductas opuestas como la difusión de información con propósito destructivo.
Frente a otras emergencias humanitarias en contextos lejanos, sentimos a los vecinos de Paiporta, de Letur o de Utiel más próximos a nuestra realidad e identidad colectiva. Y la investigación sobre comportamiento en emergencias y desastres nos enseña cómo las dinámicas de identidad operan con más fuerza que en circunstancias menos dramáticas.
La identidad compartida entre víctimas y espectadores frente al evento extremo refuerza la necesidad de cooperación y la capacidad para aunar esfuerzos de forma colectiva. Se activa la motivación prosocial por diversas vías, por caminos diferentes que nos llevan a la cooperación con el otro. Unas veces para proteger nuestros egos, siendo conscientes de la........