Desde la más remota antigüedad y hasta comienzos del siglo XX, el ser humano concibió el universo como un ente estático, de tamaño constante, donde todo en su interior había existido desde siempre y para siempre. Las mentes más brillantes, desde Aristóteles hasta Newton, abrazaron esta concepción estática del cosmos, sin principio ni final.
Incluso Einstein defendió esta particular visión del universo, incluyendo en sus ecuaciones de la relatividad general un término de expansión (llamado constante cosmológica) para contrarrestar la atracción gravitatoria debida a toda la masa del universo. Así conseguía un cosmos estático e inmutable que no colapsaba.
Pero el universo está lejos de ser estático. En la década de 1920, Edwin Hubble comprobó experimentalmente la expansión del universo a partir del desplazamiento hacia el rojo de galaxias lejanas. Como consecuencia, la cosmovisión de Einstein y Newton se desmoronó por completo.
El universo se mueve. Está en expansión y, lo que es más, la expansión se está acelerando. Por esta contribución, Adam Riess recibió el premio Nobel de Física en 2011.
Desde entonces, el principio cosmológico afirma que, para distancias espaciales suficientemente grandes, el universo es homogéneo e isótropo. Es decir, tiene las mismas propiedades en cualquier dirección de observación.
Sin embargo, actualmente no existe total consenso acerca de cómo se expande el universo.
El ritmo de........