Tras falta de prevención, vino el desastre, la tragedia, el dolor, el abandono, la incompetencia, la descoordinación, el politiqueo, la desesperación y la indignación. Un cóctel explosivo que solo necesitó una visita institucional mal calculada y la presencia de oportunistas incendiarios para que explotara. A pesar de todo, esto último fue una catarsis popular de la que muchos y muchas deberían tomar buena nota.
Dejamos que cada cual ponga nombre propio a los responsables de cada uno de los sustantivos anteriormente citados que reflejan todo lo ocurrido con la Dana en la Comunidad valenciana. Lo ocurrido en la gestión de la Dana en Valencia nos ha hecho recordar la gestión de los vertidos contaminantes de las minas de Aznalcollar y del Prestige y, como no, el aceite de Colza entre otros sucesos no naturales.
Soslayando el postureo, que lo hubo y mucho cerca y lejos de la zona del desastre natural, más que nada hay que valorar la solidaridad de un pueblo en el sentido más amplio de su expresión. En esa expresión solidaria no se encuentran ni las grandes fortunas, ni la banca, ni las multinacionales que operaban en la zona de........