EEUU: Unas elecciones sobre la economía, la inmigración y las políticas de identidad

Como resumió el FT: «Al final, ni siquiera estuvo cerca. Una elección presidencial que desde hace mucho tiempo se esperaba que se desarrollase al filo de un cuchillo rápidamente se convirtió en una victoria para Donald Trump».

Trump obtuvo 73,4 millones de votos o el 50,7 % de los que votaron, mientras que Harris obtuvo 60 millones o el 47,7 % de los votos. Los candidatos de terceros partidos obtuvieron solo el 1,6 %. La ventaja de 4,3 millones de Trump fue mayor que la de Biden en 2020, o de la de Hillary Clinton sobre Trump en 2016.

El voto de Trump no se basó en pequeños márgenes en un puñado de estados indecisos, como cuando ganó en 2016. En cambio, obtuvo apoyos en todo el mapa electoral en los estados rojos (republicanos) y azules (demócratas). Incluso en su lugar de nacimiento, el estado de Nueva York, uno de los bastiones más azules del país, Trump redujo la brecha de 23 puntos a 11.

La mayor advertencia de la victoria electoral de Trump es que, contrariamente a la exageración habitual de una «participación masiva de votantes», menos estadounidenses se molestaron en votar en comparación con 2020. Entonces 158 millones de ciudadanos votaron, ahora solo 143 millones. La participación electoral cayó al 58,2 % desde el máximo del 65,9 % en 2020.

Alrededor del 40 % de los estadounidenses registrados para votar no lo hicieron. Y el número de estadounidenses que no se registraron aumentó a 19 millones, de 12 millones en 2020. Por lo tanto, aunque Trump obtuvo el 51 % de los votos, en realidad solo obtuvo el 28 % de apoyo de los estadounidenses en edad de votar. Tres de cada cuatro estadounidenses no votaron por Trump. El verdadero ganador de las elecciones fue (una vez más) el partido «abstencionista». De hecho, Trump obtuvo menos votos en 2024 que en 2020. Pero Harris perdió alrededor de 11 mil de votos en comparación con Biden en 2020.

En mi análisis de las elecciones de 2020, llegué a la conclusión de que «Biden ganó porque las minorías étnicas de Estados Unidos superaron a la mayoría blanca. Biden ganó porque los estadounidenses más jóvenes votaron por Biden en suficiente número como para superar las mayorías de Trump entre los votantes mayores. Biden ganó porque los estadounidenses de clase trabajadora votaron por él en número suficiente para superar los votos de los empresarios de las pequeñas ciudades y las zonas rurales».

Esta vez no ocurrió ninguna de esas cosas. Esta vez, la mayoría de votos que Biden obtuvo en 2020 entre los votantes de minorías étnicas, mujeres, jóvenes, habitantes de la ciudad y graduados universitarios se debilitaron bruscamente en el caso de Harris, mientras que el apoyo de Trump entre los hombres blancos (y mujeres) sin títulos universitarios aumentó más de lo necesario. De hecho, en casi todos los grupos demográficos, Trump ganó en comparación con 2020.

La mayoría de la clase trabajadora estadounidense no votó por Trump. Para empezar, un gran porcentaje no votó de ninguna manera y los no votantes serían principalmente aquellos con ingresos y cualificaciones educativas más bajos o desempleados.

Según las encuestas a boca de urna en diez estados clave, Harris obtuvo el 53 % de los votos de los votantes con un ingreso familiar de 30.000 dólares o menos (los que menos ganan), mientras que Trump obtuvo el 45 %. Mientras que Harris tuvo una mayoría entre los que ganan más de 95.000 dólares al año (los «acomodados» con educación universitaria), el voto se dividió más o menos a partes iguales entre los que ganan entre 50-95 mil dólares.

En cuanto a la clase trabajadora organizada, Harris se llevó el 54 % de los votos de los sindicalistas, mientras que Trump todavía obtuvo el 44 %, pero la afiliación sindical es bastante pequeña en el electorado. Los jóvenes representan el 16 % del electorado, pero muchos no votaron. De esos jóvenes que votaron, Trump obtuvo una mayoría entre los hombres (58%-38%) y Harris la consiguió entre las mujeres jóvenes.

Pero aquí está el problema. La campaña de Harris se basó principalmente en lo que se llama «política de identidad». Harris pidió el apoyo de los votantes negros contra el racismo abierto de Trump. Pidió apoyo entre los votantes hispanos contra los ataques de Trump a los inmigrantes; pidió el apoyo de las mujeres contra el recorte del derecho al aborto de Trump. Y consiguió mayorías en estos grupos, pero mucho menos que en 2020. Harris perdió apoyo entre las mujeres, su mayoría cayó del 57 por ciento en 2020 al 54 por ciento. Estas mayorías fueron superadas por el aumento de la mayoría de votantes masculinos que apoyaron a Trump en estas elecciones.

Harris perdió las elecciones de manera significativa porque los demócratas hicieron campaña sobre problemas de identidad que preocupaban mucho menos a los votantes, mientras que Trump hizo campaña sobre lo que más importa a los estadounidenses en 2024: la inflación, el coste de vida y lo que se percibe como una inmigración incontrolada.

Tres de cada cuatro estadounidenses que dijeron que la inflación les causó severas dificultades a ellos y a su familia en el último año votaron por Trump. Y como he argumentado en publicaciones anteriores, la percepción de que los hogares estadounidenses medios han sufrido una pérdida de niveles de vida en los últimos cuatro años no es un mito, contrariamente a las opiniones de los economistas convencionales.


Entre 2020-2023, el crecimiento real de los ingresos antes de impuestos para el 50% inferior de los que ganan ingresos en los Estados Unidos fue básicamente cero. Los precios de los bienes y servicios han subido más del 20 % desde el final de la pandemia y para los alimentos básicos es aún más alto. Además, el enorme aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal para «controlar» la inflación aumentó las tasas hipotecarias, las primas de seguro, el pago del alquiler de automóviles y las facturas de tarjetas de crédito.

La culpa de la inflación y la caída en el nivel de vida de muchos estadounidenses fue atribuida por un número suficiente de votantes a la administración Biden-Harris. Como en muchos otros países, los gobiernos que presidieron el período posterior a la pandemia han sido derrotados. De hecho, es la primera vez desde el comienzo del sufragio universal que todos los partidos en el gobierno de los países desarrollados han perdido cuota de votos. Los demócratas son los últimos: Alemania es la siguiente.

En 2020, Trump era presidente y fue culpado por su desastrosa gestión de la pandemia de COVID. Pero en 2024, la administración Biden-Harris ha sido culpada por no hacer frente a la inflación y por no detener la inmigración. Muchos estadounidenses creen que la «inmigración incontrolada» es causa de la pérdida de empleos y del aumento de la delincuencia, en contra de todas las pruebas. Sin embargo, este miedo irracional tenía tirón, especialmente en pueblos pequeños y zonas rurales donde hay pocos inmigrantes visibles.

Biden y Harris presumieron de una economía estadounidense vibrante, saludable y con bajo desempleo, mejor que en cualquier otro lugar. Un número suficiente de votantes estadounidenses no estan convencidos de este mensaje viniendo de la llamada «élite liberal», dada su propia experiencia. Creen que les va peor debido a los altos precios y costes, los empleos precarios y la inmigración incontrolada que amenaza sus medios de vida, mientras que los ricos y educados en Wall Street y en mega empresas de alta tecnología ganan miles de millones.

Por supuesto, Trump no cambiará nada de eso, al contrario, sus amigos y patrocinadores financieros son un grupo de multimillonarios deshonestos que buscan obtener aún más riquezas de los recortes de impuestos y la desregulación de sus actividades.

Pero las elecciones son solo una instantánea de la opinión pública en un momento dado: nada se detiene.

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¡Era la economia, estúpidos!

El mercado de valores estadounidense está en auge, el dólar está en lo más alto en los mercados de divisas, la economía está creciendo con un crecimiento real del PIB de alrededor del 2,5 % y el desempleo no supera el 4,1 %. Parece que la economía estadounidense está logrando lo que se llama un «aterrizaje suave», es decir, sin recesión, a medida que sale de la recesión pandémica de 2020.(1) De hecho, parece que no hay el menor aterrizaje. Algunos lo llaman la «economía Benjamin Button»: la economía estadounidense solo se está volviendo más joven y mejor.

¿Por qué la candidata de la actual administración demócrata, Kamala Harris, terminó perdiendo ante el presidente republicano de 2017-21, Donald Trump? ¿Cómo pudo ser, si la economía estadounidense iba tan bien? Parece que una proporción suficiente del electorado no estaba tan convencido de vivir un momento próspero y mejor para ellos. En una encuesta del Wall Street Journal antes de las elecciones, el 62 % de los encuestados calificó la economía como «no tan buena» o «mala», lo que explica la falta de cualquier dividendo político para el presidente saliente Joe Biden o para Harris.

Yo diría que la razón es doble. En primer lugar, el producto interno bruto real de los Estados Unidos puede estar creciendo y los precios de los activos financieros están en auge, pero es una historia diferente para el hogar estadounidense medio, casi ninguno de los cuales posee activos financieros con los que especular. En cambio, mientras que los inversores ricos aumentaron su riqueza, bajo las anteriores administraciones de Trump y Biden, los estadounidenses han experimentado una horrendo pandemia, seguida de la mayor caída en el nivel de vida desde la década de 1930, impulsada por un aumento muy fuerte en los precios de los bienes y servicios de consumo.

Los aumentos salariales promedio no lograron seguir el ritmo hasta los últimos seis meses más o menos. Y oficialmente los precios siguen siendo más de un 20% más altos que antes de la pandemia, pero con muchos otros elementos que no están recogidos por el índice de inflación oficial (seguros, tasas hipotecarias, etc.) se disparan. Así que después de que se contabilicen los impuestos y la inflación, los ingresos medios son prácticamente los mismos que cuando Biden asumió el cargo.

No es de extrañar que una encuesta reciente encontrara que el 56 % de los estadounidenses pensaba que Estados Unidos estaba en recesión y el 72 % pensase que la inflación estaba aumentando. El mundo puede ser genial para los inversores del mercado de valores, las empresas de redes sociales de alta tecnología........

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