Bogotá, 14 de noviembre de 2024.
La prensa de la oligarquía hoy se escandaliza porque el presidente Petro les ha dado la mano a los jefes paramilitares que hicieron posible el ascenso y la elección de Álvaro Uribe Vélez en 2002.
En ese entonces, los Castaños, Mancuso, Jorge 40, Don Berna y demás jefes paramilitares, eran héroes porque habían contribuido con el debilitamiento territorial y militar de las FARC.
Y no fue esa prensa oligárquica la que develó y denunció la “parapolítica” sino que fue Gustavo Petro, algunos demócratas y valientes periodistas independientes, los que sacaron a la luz ese contubernio entre “paras” y la clase política tradicional.
Algunos de esos jefes “paras” contaron después, ya cuando estaban presos y desacreditados, que fueron los mismos políticos corruptos, principalmente de Antioquia, Magdalena Medio y la Costa Caribe, los que impulsaron esa estrategia de guerra contrainsurgente.
Pero, además, quienes estaban detrás de la financiación inicial de esos grupos paramilitares eran las grandes empresas transnacionales como la Drummont, Chiquita Brands, y otras, el gremio de los bananeros y los grandes terratenientes interesados en despojar a los campesinos de sus tierras.
Luego, cuando la guerra escaló en la década de los años 90s del siglo XX y principios de la primera década del XXI, con el visto bueno de altos mandos del gobierno, del ejército y del gobierno de los EE.UU., los “paras” se fueron convirtiendo en verdaderos narcos y viceversa.
Cuando Mancuso llegó al Congreso en mayo de 2005, fue recibido por la casta política con bombos y........