Las elecciones en toda Europa nos dejan un resultado desolador. La mitad de los 350 millones de europeos han preferido ni molestarse en votar. Una enorme cantidad de trabajadores y trabajadoras europeas (más de 63 millones) además se han visto impedidos de participar por ser personas sin papeles, ni derechos. Las causas son muchas: la casi inutilidad institucional del Parlamento Europeo prácticamente sin competencias reales, la frustración sistemática de las promesas incumplidas por nuestros representantes, el discurso individualista que ha ido penetrando en nuestra cultura, la división y banalidad de muchas de las propuestas, lo que nos han llevado a un resultado que se aparta mucho de abrir una salida institucional a la realidad que sufrimos.
Estas elecciones muestran además como cualquier fuerza económica, a través de donaciones y apoyo mediático, puede impulsar falsos recambios que recojan el malestar y cansancio de la gente. Baste el caso del fenómeno “Se Acabó la Fiesta” constituido por gentes provenientes de UPyD y Ciudadanos que han conseguido ganarse a la gente sin hacer propuestas y simplemente jugando con el inmenso enfado de la población contra sus representantes.
Elección tras........