Sin maestros no hay escuela, por Javier Conde
¿Cuántos docentes faltan en el sistema educativo público? En un país sin datos, este es uno crucial que se desconoce. La Federación Venezolana de Maestros dice que son 100.000, expertos elevan la cantidad hasta 180.000. La frase del título de este texto es de Luisa Pernalete, educadora de larguísima y fecunda experiencia. La clave para rescatar la educación y su calidad está en el docente, apunta, por su parte, Mariano Herrera, especialista en programas de mejora escolar. «Hay que trabajar con el maestro que está en el aula, no con el ideal», agrega, una sentencia realista que invita a la acción urgente y en la que concurran Estado, familia, docentes y el sector empresarial.
X: @jconde64
En cinco años una generación de muchachos de 17 o 18 años se va a graduar de bachillerato sin saber nada. Sin capacidad para integrarse a la sociedad de forma emancipada. No podrán vivir bien ni ser relativamente prósperos. Esos muchachos son ahora parte de una cohorte educativa que cursa sexto grado. Su desempeño estudiantil presagia que le costará Dios y su ayuda completar un buen bachillerato. Si lo completaran, que ya sería un éxito, tendrían un enorme déficit de aprendizajes y de todo lo que hace falta en la sociedad: valores ciudadanos, valores de convivencia, de responsabilidad y de honestidad. De conocimiento. Una generación perdida.
La breve introducción es el resumen con alguna sustancia propia de una larga y nutritiva conversación con un hombre que ha dedicado su vida profesional al hecho educativo y sus circunstancias. Hablo de Mariano Herrera, investigador, especialmente en educación primaria y secundaria, que ha podido participar tanto en el diseño de políticas públicas en esta área al servicio de ministros y gobernadores de Estado como embraguetarse en zonas urbano-marginales donde asisten a clases alumnos de los sectores menos desfavorecidos. Tiene una maestría y un doctorado en Educación por la Universidad de París 8 y es decididamente un promotor de proyectos de mejora escolar como el programa Leo, juego y aprendo que dirige desde la Universidad Metropolitana (Unimet) que apunta a lo básico, a lo medular, a lo que hace la diferencia: que los niños aprendan a leer y comprendan lo que leen.
No está demás decir, por los tiempos que corren, que el ánimo de Herrera no es catastrófico. Todo lo contrario, es de honda preocupación positiva sobre lo que hay que hacer para cambiar un panorama que nos raspa como país y para lo cual deberían coincidir esfuerzos privados y públicos, también de las familias y de los docentes. ¿Será posible? Sino se intenta seguro que no lo será.
A falta de estadísticas oficiales porque desde 2016 no se publica la memoria y cuenta del ministerio de Educación, hay que recurrir a datos de iniciativas privadas para saber cómo está la educación venezolana en sus trazos más gruesos. La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) de la UCAB correspondiente al año 2023 ofrece cifras para aproximarse al ámbito educativo:
– la población escolarizada es de 7.6 millones con una demanda potencial de 11.6 millones. La cobertura fue mejor que la de 2022 pero apenas igual a la de 2020. Se pueden sacar las cuentas de los que no van a la escuela.
– 40% de quienes asisten a clases lo hace de forma irregular, por los paros de personal docente, la ausencia de docentes, enfermedad, falla de los servicios públicos, falta de comida.
– la cobertura del Programa de Alimentación Escolar (PAME) bajó de 67% a 62%: 140 mil estudiantes menos. El porcentaje y el número de beneficiarios es inferior al de 2020.
– el rezago escolar, es decir la diferencia entre el año que un alumno debería cursar en relación a su edad, aumentó entre las niñas de 7 a 11 años de 34% a 37% y en los varones de 32% a 40%.
A la espera de la nueva edición de Encovi, quizás para los primeros meses del año próximo, habría que preguntarse si esos datos se mantienen, si hay mejoras o, por el contrario, un deterioro mayor.
Hay un par aspectos muy sensibles que parecen consolidados, en lugar de ser cifras decrecientes, uno es la falta de docentes – la Federación Venezolana de Maestros estima que más de 100 mil han dejado de dar clases (Herrera calcula una cifra mayor: 180.000),........
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