X: @goyosalazar
Si un aspecto podemos reivindicar del accidentado proceso electoral que habrá de culminar el 28 de julio con la elección del nuevo presidente de la República, Edmundo González Urrutia, es haber dejado acabadamente expuesto ante el mundo y en toda su desnudez la cualidad antidemocrática del régimen que hundió y sigue (des) gobernando a Venezuela.
Partiendo de que la ilegalidad es la verdadera norma, todos los abusos han sido posibles. Todas las desviaciones han encontrado camino expedito. Todos los ventajismos y atropellos han sido perpetrados ante la prosternación de las instituciones, fiel reflejo de la concentración de los poderes en unas pocas manos y su instrumentación con fines de perpetuación en el control del Estado.
La ya rutinaria radicalización del discurso del presidente de la República en cada campaña, amenazando con «un baño de sangre, una revolución armada, una guerra civil» –desesperado e inútil intento por sembrar el terror– encuentra correspondencia en las acciones violentas que se han venido cometiendo contra el comando de campaña de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, quien le mueve apoyos multitudinarios.
Esta semana esa escalada tuvo dos picos cuando se arremetió........