El torcido camino a julio, por Fernando Rodríguez

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Hablaba hace unos muy pocos días con un amigo con quien suelo arreglar el mundo semanalmente, en el acogedor café ubicado en el jardín de una barbería (sic), que ambos teníamos una sensación de que algo, algo sin mucha precisión, podría estar indicando un clima al menos propicio a unas elecciones sino limpias, al menos no tan sucias como las usuales. Ese pálpito venía de los planteamientos conciliadores del candidato unitario llamado Edmundo, bastante acorde no solo con su oficio de diplomático sino con los atributos físicos y psicológicos con los que suele confeccionarse el estereotipo de tales funcionarios: quiere hablar con Maduro, aboga por la paz y la reconciliación nacional, tiene adversarios y no enemigos, la amnistía debe acompañar el tránsito y así.

Pero, sobre todo, de un relativo silencio oficial, este........

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