El fraude colosal y sus terribles consecuencias no son eventos que puedan desaparecer de la escena, «con nervios de acero». No. Esta vez no.
Con una notoria, pública y comunicacional, ilegitimidad de origen (fraude masivo y autogolpe); y con una notoria, pública y comunicacional, ilegitimidad de desempeño (represión, persecución y violación extensiva de derechos humanos a la oposición, entre muchas otras realidades despóticas); la hegemonía imperante sólo puede sostener su continuismo........