Opinión | EL MALECÓN
José Sámano
Alexander Sorloth celebra con Nahuel Molina su gol en el pasado Barcelona-Atlético. / EFE
El fútbol se rebate a menudo en cuestión de semanas. Sorloth, macizo delantero del Atlético, era un paquete hace unas jornadas. Julián Álvarez no arañaba, Simeone estaba a punto de rebosar el hartazgo del Metropolitano tras ser goleado por el Benfica y ser puro barbecho ante el Betis. Hasta Oblak flaqueaba. Y no digamos De Paul, cuestionado por la grada y con algún dardo lanzado por el Cholo. Gallagher, un presunto pitbull, tampoco tenía mordida.
Hace un par de meses el Atlético era un tostón y su técnico tiraba los dados. De repente, Lenglet, un exiliado del Barça, dio estabilidad a la retaguardia, en la que afloró Javi Galán, hasta entonces en el camión escoba. De Giuliano solo llamaba la atención su........