Anaqueles Potemkin |
Si alguien quisiera entender, sin rodeos ni eufemismos, por qué la llamada Cuarta Transformación terminó convertida en una gran farsa, bastaría con mirar un anaquel vacío en cualquier hospital público del país. No hace falta más teoría. Ahí está el resumen.
“La mentira más eficaz es la que se dice con buena conciencia.”
“La propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al Estado totalitario.”
La promesa cansa. Más cuando se repite sin cumplirse. Y en México, pocas promesas han sido tan insistentes —y tan fallidas— como la del abasto de medicamentos. Esa es, quizá, la mayor deuda de Claudia y de la llamada 4T.
¡Qué coincidencia! Justo cuando fracasa otro intento de compra consolidada de medicinas, la presidenta aparece “de sorpresa” en un hospital de Ciudad Juárez. Anaqueles “llenos”. Todo en orden. Todo impecable. Todo demasiado perfecto. Ojalá no estemos frente a una versión tropicalizada de las aldeas de Potemkin.
La historia es conocida. En 1787, Grigori Potemkin montó pueblos falsos para impresionar a Catalina II. Fachadas bonitas. Gente sonriente. Prosperidad escenográfica. La zarina pasaba, aplaudía, seguía su camino. Detrás, el decorado se desmontaba. Hoy no hay riberas del........