Agua, tratados y la prueba del Estado |
Desde la semana pasada, el conflicto por el agua entre México y Estados Unidos dejó de ser un asunto técnico para convertirse en un tema político de primer orden, con cobertura constante en medios y presencia reiterada en las conferencias matutinas. La amenaza de imponer aranceles, planteada el 8 de diciembre por el presidente Donald Trump, y la respuesta del gobierno mexicano en los días siguientes colocaron un problema estructural en el centro del debate público.
En ese marco, el gobierno de México ha insistido en un punto central: el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 no implica entregar agua que el país no tiene ni poner en riesgo el consumo humano o la producción agrícola. La negociación reciente con Estados Unidos ha sido, en esencia, sobre tiempos y mecanismos, no sobre volúmenes adicionales ni concesiones fuera del acuerdo vigente.
Ese encuadre, sin embargo, sigue siendo insuficiente. El conflicto no........