Me emocionó la ceremonia de toma de posesión de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México. Dicha emoción nace de dos motivos: porque la conocí y conviví con ella en la lucha estudiantil del CEU, y porque considero que, por su origen, trayectoria y preparación, tiene la capacidad para conducir el destino de la nación durante los próximos seis años.
El mensaje desde el Congreso de la Unión fue poderoso: tres mujeres, tres momentos, tres ánimos, presidiendo los poderes del Estado. Me gustó el primer discurso de Claudia Sheinbaum como presidenta: se acabó la retórica, inician las acciones. Reconozco el esfuerzo de Ifigenia Martínez presidiendo la sesión de Congreso General, y la presencia silenciosa, seria, de Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
No repetiré lo que a estas alturas se ha dicho hasta el cansancio; simplemente, como millones de mexicanos, deseo que su gobierno sea bueno para México.
Me da risa que por meses algunos y algunas integrantes del equipo de transición de la nueva presidenta........