menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Sistema interestatal, semiperiferia y hegemonía en el sistema-mundo capitalista

33 0
29.03.2024

A Ana Belén Montes, con el cariño y el abrazo fraterno, porque su lucha es la lucha de todo anticapitalista en el lugar del mundo donde se encuentre.

A mi maestro, amigo y compañero de lucha Juan Carlos Rodríguez.

“lo extraño del moderno sistema-mundo —lo característicamente verdadero de él— es que dudar es teóricamente legítimo. Digo teóricamente porque, en la práctica, los poderosos del moderno sistema-mundo tienden a sacar las uñas de la supresión ortodoxa siempre que la duda llega al punto de socavar eficazmente algunas de las premisas críticas del sistema”*. Immanuel Wallerstein

“El análisis de los sistemas-mundo es para mí un conjunto de protestas contra los modos de interpretación prevalecientes, en primer lugar y ante todo contra la teoría de la modernización”**

El sistema capitalista no puede desarrollarse en los escenarios de un imperio-mundo, esto es una región o espacio geográfico constituido por un sistema político común, sino en los marcos de una economía-mundo, esto es “que no está limitada por una estructura política unitaria”1 cuya morfología política característica es la existencia de “múltiples entidades políticas”, o lo que se conoce como sistema interestatal2, que es la “superestructura política de la economía-mundo capitalista”3

La existencia de una multiplicidad de estados dentro de la división capitalista del trabajo asegura a los capitalistas la posibilidad de trasladarse de un estado a otro cuando las condiciones para la inversión de capital se tornan adversas en el Estado donde encuentran operando; esto presupone que exista una diferenciación estructural a nivel de la economía-mundo, cuya característica fundamental es su carácter tripartita, en el hecho “que la apropiación del plusvalor tiene lugar de forma que no son dos, sino tres, los participantes en el proceso de explotación. Es decir, que existe un nivel intermedio, que participa en la explotación del estrato más bajo pero también es explotado por el más alto”4

Wallerstein incluso va más allá al afirmar que lejos de representar algo exclusivo solo del sistema interestatal “esta estructura tripartita se puede constatar repetidamente en todas las instituciones de la economía mundo capitalista: en el papel económico trimodal de las regiones de la economía-mundo: centro, semiperiferia y periferia; en la estructura organizativa básica del proceso productivo (la existencia de los capataces o intermediarios); en las pautas trimodales de la distribución de ingresos y status en los países capitalistas del centro; en la pauta trimodal de alianzas políticas (izquierda, centro, derecha), tanto a escala mundial como nacional”5

La enunciación de una estructura tripartita de la economía-mundo capitalista a partir de la adición del concepto de semiperiferia a los ya existentes de centro y periferia constituye una innovación teórica de Immanuel Wallerstein, un aporte más suyo en el estudio del sistema capitalista. En una entrevista con el estudioso mexicano Carlos Antonio Aguirre Rojas en 1999 a una pregunta de éste le decía “los términos de centro y de periferia, son en realidad de Raúl Prebish (…) En cambio, respecto del término de semiperiferia pienso que fui yo el que lo inventó. Sobre todo, porque encontraba difícil explicar las cosas sin hablar de este nivel intermedio, sin utilizar este nuevo término de semiperiferia”6

Para comprender por qué dentro de la estratificación del sistema interestatal de la economía-mundo capitalista una zona forma parte del centro, periferia o semiperiferia hay que analizar el grado de monopolización de los procesos productivos que se desarrollan dentro de la división social del trabajo:

“La división axial del trabajo en una economía-mundo capitalista divide a la producción en productos centrales y productos periféricos. El concepto centro-periferia es relacional. Lo que queremos decir por centro-periferia es el grado de ganancia del proceso de producción. Puesto que la ganancia está directamente relacionada al grado de monopolización, lo que esencialmente significamos por procesos de producción centrales son aquellos controlados por cuasimonopolios. Los procesos periféricos son entonces los verdaderamente competitivos. Cuando ocurre el intercambio, los productos competitivos están en una posición más débil y los cuasimonopólicos en una posición más fuerte. En consecuencia, hay un flujo constante de plusvalía de los productores de productos periféricos hacia los productores de productos centrales. Esto es lo que se ha denominado intercambio desigual”

“Puesto que los cuasimonopolios dependen de la protección de estados fuertes, están en su mayor parte ubicados —jurídica, física y en términos de propiedad— dentro de tales estados. Existe por ello una consecuencia geográfica en las relaciones centro-periferia. Los procesos centrales tienden a agruparse en unos pocos estados y a constituir la mayor parte de la actividad productiva en dichos estados. Los procesos periféricos tienden a estar desparramados a lo largo de un gran número de estados y constituyen la mayor parte de la actividad productiva en dichos estados. Por lo tanto, para abreviar, podemos hablar de estados centrales y estados periféricos, siempre y cuando recordemos que en verdad estamos hablando de una relación entre procesos productivos. Algunos estados poseen una mezcla casi pareja de productos centrales y periféricos. Denominamos a éstos, estados semiperiféricos. Tienen, como veremos, propiedades políticas específicas. No es sin embargo adecuado referirse a procesos productivos semiperiféricos”7

Si bien las mercancías que en determinado momento, dado su elevado grado de monopolización, forman parte de un proceso productivo central, pierden importancia con el tiempo siendo sustituidas por otras (los textiles, por ejemplo, lo fueron en 1800, pero en el 2000 ya no lo son), la adscripción de los Estados a una de las tres zonas estructurales en las que se divide la economía-mundo capitalista, permanece casi sin movimiento, siendo solo posible mejorar dentro de la misma zona la posición estructural, pero sin salirse de ella, como dice Wallerstein “este tipo de giro no ha tenido efecto en la estructura del sistema (…) Ha habido siempre nuevos procesos centrales que remplazaron a los que se tornaron más competitivos y se reubicaron fuera de los estados en los que se encontraban originariamente”8

“la función de cada estado es muy distinto vis-à-vis los procesos productivos dependiendo de la mezcla de procesos centrales-periféricos dentro de él. En los estados fuertes, que contienen un margen desproporcionado de procesos centrales, se tiende a priorizar su función como protector de los cuasimonopolios de los procesos centrales. En los estados muy débiles, que contienen un margen desproporcionado de procesos de producción periféricos, éstos son en general incapaces de hacer mucho para afectar la división axial del trabajo, y se ven de hecho forzados a aceptar el destino que les ha tocado en suerte.

Los estados semiperiféricos tienen una mezcla relativamente pareja de procesos de producción y se hallan en una situación muy complicada. Bajo presión de los estados fuertes y presionando a los estados débiles, su mayor preocupación es mantenerse a distancia de la periferia y hacer lo posible para acceder al centro. Ninguna de las dos operaciones es sencilla, y ambas requieren de una considerable injerencia estatal en el mercado global”9

Resumiendo: la importancia del grado de monopolización que se tenga de los procesos productivos es tal, que el mismo determina la ubicación de uno u otro Estado en la zona central, periférica o semiperiférica de la economía-mundo capitalista y se erige como el factor fundamental que determina el intercambio económico desigual entre las tres regiones. Wallerstein lo explica de la siguiente manera:

“una economía-mundo capitalista estaba marcada por una división axial de labor entre los procesos de producción centrales y los procesos de producción periféricos, lo cual daba como resultado un intercambio desigual favoreciendo a los involucrados en los procesos de producción centrales. Puesto que tales procesos tendían a agruparse en países específicos, uno podía abreviar la nomenclatura hablando de zonas centrales y periféricas (o incluso de estados centrales y periféricos) en tanto uno recordara que eran los procesos de producción y no los estados los que eran centrales o periféricos. En el análisis de sistema-mundo, el centro-periferia es un concepto relacional, no un par de términos reificados, esto es, que tienen sentidos esenciales separados.

¿Qué es lo que convierte a un proceso de producción en central o periférico? Llegó a verse que la respuesta estaba en el grado en el cual cada proceso particular era relativamente monopolizado o de libre mercado. Los procesos que eran relativamente monopolizados eran mucho más gananciosos que aquellos que eran de libre mercado.

Esto volvía a los países en los que se ubicaban los procesos centrales más solventes. Y dado el poder desigual de los productos monopolizados vis-à-vis los productos con muchos productores en el mercado, el resultado último del intercambio entre productos centrales y periféricos era un flujo de la plusvalía (queriendo decir en este caso una gran parte de las ganancias reales de múltiples producciones locales) hacia aquellos estados que tenían un mayor número de procesos centrales”10

En su libro El capitalismo histórico introduce en la explicación del intercambio desigual el recurso de la fuerza con el ya mencionado grado de monopolización que se tenga de los procesos productivos:

“¿Cómo funcionaba este intercambio desigual? Partiendo de una diferencia real en el mercado, debido a la escasez (temporal) de un proceso de producción complejo o a escaseces artificiales creadas manu militari, las mercancías se movían entre las zonas de tal manera que el área con el artículo menos «escaso» «vendía» sus artículos a la otra área a un precio que encarnaba un factor de producción (coste) real mayor que el de un artículo de igual precio que se moviera en dirección opuesta. Lo que realmente sucedía era que había una transferencia de una parte de la ganancia total (o excedente) producida por una zona a otra. Era una relación de centricidad-perifericidad. Por extensión podemos llamar «periferia» a la zona perdedora y «centro» a la ganadora. Estos nombres reflejan de hecho la estructura geográfica de los flujos económicos”11

Dado que el intercambio desigual no fue un invento del capitalismo y, como tal, existía en las sociedades anteriores al mismo, la interrogante sería qué es lo novedoso que introduce el sistema-mundo capitalista/moderno a éste fenómeno:

Lo primero destacable es que profundizó el fenómeno: “Al principio, cuando comenzó este proceso, estas........

© Rebelión


Get it on Google Play