Este octubre se conmemoran 107 años del triunfo de la primera revolución proletaria de la historia, y después de más de un siglo cabe la pregunta: ¿existe una lección más importante que pueda darnos la Gran Revolución de Octubre que no sea la clave para hacer la revolución? El aporte más importante de la Revolución Socialista es, sin duda alguna, la comprobación y desarrollo de la teoría leninista de la revolución, ya que el triunfo del proletariado ruso dirigido por el partido bolchevique no es de ninguna manera un accidente de la historia o una consecuencia “lógica” del despliegue de las leyes de la historia en el tiempo, como lo creían los intelectuales de la Segunda Internacional.
La gran Revolución de Octubre expresa la correcta interpretación y dirección de la lucha del proletariado, fundamentada de forma ortodoxa en los principios del marxismo, aplicado sí, con toda rigurosidad, pero también con absoluta creatividad y pertinencia histórica. Es la concepción dialéctica del desarrollo de la historia lo que permitió a los bolcheviques, mantener su independencia de clase, contribuir para agudizar las contradicciones políticas, asumir la dirección de las masas de trabajadores, conquistar el poder y construir el primer Estado proletario de la historia. En esto radica la grandiosa obra del proletariado ruso, la tenacidad del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia-bolchevique (POSDR-b) y el genio inigualable de V.I. Lenin.
Si queremos entender cuáles son los aportes de la Revolución de Octubre a la teoría marxista-leninista de la revolución, no solo debemos entender el desenvolvimiento fenoménico de la lucha de clases en el periodo que comprende de la Revolución del 27 de febrero cuando el Zar abdica, a la toma del poder por los Soviets bajo la dirección bolchevique en Octubre, sino también las directrices tácticas desarrolladas por el pensamiento de V.I. Lenin; su método de elaboración y aplicación a la realidad concreta.
A decir del historiador Marcel Liebman, el pensamiento de Lenin, era uno de los pocos preparados para entender de manera profunda los acelerados acontecimientos que desembocaron en la Revolución de Febrero, únicamente rivalizado por el menchevique Bogdánov y el bolchevique de derecha, Trosky. Lenin, según Liebman, cultivó permanentemente su pensamiento dialéctico materialista, a tal grado que en plena confrontación imperialista estudió la Ciencia de la Lógica de Hegel, y como se puede observar en el trascurso de su obra que va de 1894 a 1917, la interpretación dialéctica de la lucha de clases y la reiterada preocupación de extraer de las experiencias del movimiento obrero una teoría de la revolución, le permitió estar preparado para los grandes días de la gesta revolucionaria de 1917.
En 1913 Lenin escribiría que las revoluciones no son resultado de la casualidad, para que exista una revolución debe haber una situación revolucionaria, pero agrega, no toda situación revolucionaria desemboca en una revolución. Lo que permite que la situación revolucionaria desemboque en una revolución es el papel que desempeñen las fuerzas políticas, en el caso de la revolución socialista, el empuje revolucionario de las masas y el partido de vanguardia guiado por la concepción marxista. En este sentido, Lenin apunta:
A un marxista no le cabe duda de que una revolución es imposible sin una situación revolucionaria; además, no toda........