México, innovación, patentes y derecho a la salud
(Tercera y última parte)
En México el gasto por medicamentos bajo patente supera al de cualquier otro país latinoamericano; no se trata de escasez de recursos, sino de la ausencia de una decisión política firme. El Estado mantiene una defensa casi inflexible de las patentes, pero deja que el mercado determine los precios. De ese modo nacen monopolios poderosos, pacientes marginados, hospitales públicos cada vez más vulnerables y precios en farmacias privadas hasta donde la imaginación de las farmacéuticas lo permita.
Esta inacción contrasta marcadamente con la práctica en Europa, India y varios países de la región. La lección es clara: regular no elimina la innovación; regular, en cambio, salva vidas. En los países nórdicos la regulación resulta aún más estricta. Noruega exige que los precios de los medicamentos de primera línea no superen la media de los tres países europeos más baratos. Suecia sólo reembolsa aquellos fármacos cuya eficacia esté comprobada y cuyo coste resulte razonable. Dinamarca y Finlandia revisan anualmente los precios con referencia internacional.
Estas medidas protegen tanto a los pacientes como a los sistemas de salud de posibles abusos. India tomó un rumbo distinto. Aprovechó las flexibilidades del tratado TRIPS y puso en práctica licencias obligatorias. El sorafenib sirve como evidencia: se trata de un fármaco anticancerígeno cuyo costo se desplomó más de 90?% al autorizarse la producción local de genéricos (Abbott, 2020). Lejos de cerrarse, el país se transformó en la farmacia del mundo en desarrollo. Exporta tratamientos a bajo costo para África y América Latina.
En América Latina también aparecen ejemplos útiles. En Colombia se establecieron topes de precios después de una ola de litigios........





















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