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La recaudación del desencanto

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14.10.2025

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Baches en las calles. Inseguridad en las esquinas. Territorios donde el Estado parece un rumor. Y encima, reformas para limitar el amparo fiscal.

México no sufre por falta de impuestos. Sufre por falta de confianza. El artículo 31, fracción IV, de la Constitución obliga a todos los ciudadanos a contribuir al gasto público. Es un deber. Pero también lo es —aunque muchos lo olviden— que esos recursos se administren en beneficio de todos. Pagar sin saber a dónde va el dinero no es civismo: es fe ciega. Véase si no.

Primero. En la tabla de la OCDE, México se ubica al final entre los 38 miembros en dos dimensiones que deberían resultar escandalosas: la recaudación fiscal y la corrupción. Apenas logra captar el 16,7% del PIB, lo que equivale a la mitad del promedio de la organización, que alcanza el 34,1%, según el Estudio Económico de México 2024 (OCDE, 2024).). Detrás de ese número se halla una verdad incómoda: no es la pobreza del país lo que le impide recaudar, sino la falta de confianza que lo imposibilita.No es que el mexicano se niegue a pagar; lo que realmente le falta es confianza en lo que recibe a cambio. No le inspira seguridad ni la autoridad que cobra, ni las instituciones que administran el dinero público. Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2023 del INEGI, 14 de cada 100 personas que tuvieron trato con un servidor público se declararon víctimas de corrupción. En 2013 esa cifra era del 12,1%. Diez años después, la corrupción no disminuyó; al contrario, se ha normalizado (INEGI, 202).).Y la percepción social es aún más corrosiva: casi nueve de cada diez mexicanos........

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