Imane Khelif y la “última cena”

Dos eventos olímpicos generaron una reacción virulenta entre algunos grupos ultraconservadores. El primero es la puesta en escena, durante la ceremonia inaugural en París, de lo que consideraron una versión drag de la pintura de La Última Cena. El segundo es la supuesta participación de una persona transexual en la competición de boxeo femenino.

En este artículo argumentaré que la recepción de ambos eventos sigue un patrón semejante. Y que este patrón muestra los prejuicios que, consciente o inconscientemente, se albergan en parte del ultraconservadurismo mexicano.

Empecemos con el caso más reciente, el de la boxeadora argelina Imane Khelif. Las fotografías de esta competidora dieron la vuelta al mundo tras su triunfo contundente ante una rival italiana.

Este fenómeno incluyó una serie de publicaciones presentando a Khelif como un “hombre compitiendo en la categoría de mujeres”. Quitando el lenguaje rupestre, la idea es que estábamos ante una mujer transexual o transgénero; es decir, una persona que transitó del sexo masculino al femenino (transexual) o del género hombre al género mujer (transgénero).

Una aclaración es importante. No me enfocaré en este artículo en la manera en que las mujeres trans deben competir en los juegos olímpicos. Este es un asunto complejo que merece una discusión independiente. Y esta discusión compete........

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