ola, estimados lectores. Leamos un poco sobre el sueño y los cambios que se experimentan cuando se alcanzan ciertas edades. A veces no es cuestión de cantidad sino de calidad y viceversa.

Se hace necesario recordar que cada individuo es único y exclusivo, por lo que es importante conocer ciertos factores ´que inciden en la calidad del sueño, pero sin generalizar.

Nos vamos a encontrar que las personas mayores suelen quejarse de problemas para dormir, se despiertan con frecuencia durante la noche y creen que su sueño es malo. Las personas al cruzar la línea de los cincuenta años de edad no duerman de un tirón.

El tiempo total de sueño es en promedio de 6,5 a 7 horas por noche. Puede resultar más difícil conciliar el sueño y pasar más tiempo en la cama en general.

Debido a que la transición entre quedarse dormido y despertarse suele ser repentina, a las personas mayores les resulta más fácil conciliar el sueño que cuando eran más jóvenes.

En promedio, los adultos mayores se despiertan de tres a cuatro veces por noche. También serán más consciente de estar despierto.

Las personas mayores pasan menos tiempo en sueños profundos y se despiertan con más frecuencia. Otras causas incluyen la necesidad de levantarse para orinar, ansiedad o malestar y dolor debido a una enfermedad prolongada (crónica).

Elementos como el estrés, la ansiedad o los malos hábitos de sueño pueden causar o empeorar estos problemas. La inactividad y la frecuencia de siestas en algunas personas mayores pueden afectar significativamente el sueño.

Además, cabe mencionar el entorno, la temperatura del dormitorio, si el colchón es duradero o no y los ruidos que pueden afectar la calidad del sueño de los adultos mayores.

Es importante recordar que muchas personas mayores están tomando medicamentos, lo que puede afectar la cantidad y calidad del sueño.

Los cambios físicos también afectan el sueño. Los trastornos respiratorios son los más comunes; prevalece la apnea del sueño, o la interrupción de la respiración durante al menos diez segundos.

La presencia de menos de cinco apneas por hora se considera normal. Las personas que superan ese límite experimentarán síntomas como cansancio, cefalea y sequedad bucal.

Los problemas musculares como las mioclonias nocturnas, que son sacudidas constantes de las piernas, así como las parestesias nocturnas o el prurito (picor) de las piernas durante el sueño y la necesidad de moverlas para interrumpir la sensación, también están relacionados con el sueño.

Muchos problemas de sueño están relacionados con enfermedades psicológicas, entre las que destacan el estrés, la depresión y los trastornos de ansiedad.

Se recomienda realizar ejercicio para paliar las pérdidas que sufren las personas mayores, a pesar de que estas pérdidas suelen ser permanentes.

El ejercicio no solo mejora los tiempos de reacción, sino que también fortalece los músculos, los huesos y las articulaciones. El ejercicio no solo ayuda a las personas con problemas articulares, sino también a las personas mayores que están hospitalizadas o en instituciones.

El ejercicio es extremadamente beneficioso para personas con discapacidad y sin discapacidad.

Para ayudar a los adultos mayores con problemas de movilidad a ser más móviles e independientes, se puede modificar su entorno para compensar deficiencias específicas causadas por problemas en las articulaciones óseas.

Debe incluirse el diseño de espacios habitables para personas mayores, especialmente cocinas y baños.

Para hacer el baño más accesible, se puede sustituir la bañera por una ducha con barras de apoyo, instalar suelos antideslizantes, añadir barras de apoyo y elevar la altura del inodoro.

Esto retrasa las dependencias y ayuda a las personas mayores a lograr un mejor bienestar psicológico.

Para finalizar, se deben realizar intervenciones para los problemas del sueño. El doble acristalamiento reduce el ruido cuando cambia el entorno.

Un ritual antes de dormir o, en casos más graves, se hará necesario establecer un adecuado plan psicoterapéutico, donde se incluyan técnicas de relajación por ser un tratamiento de los más adecuados.

La configuración de una alarma todos los días para lograr un horario de sueño constante, así como evitar las siestas por la tarde.

Dulces sueños. Nos leemos el próximo viernes.

Psicóloga y abogado María Quiroz.

Instagram @mariaquirozr

Correo electrónico: mariaequirozr@gmail.com.

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ola, estimados lectores. Leamos un poco sobre el sueño y los cambios que se experimentan cuando se alcanzan ciertas edades. A veces no es cuestión de cantidad sino de calidad y viceversa.

Se hace necesario recordar que cada individuo es único y exclusivo, por lo que es importante conocer ciertos factores ´que inciden en la calidad del sueño, pero sin generalizar.

Nos vamos a encontrar que las personas mayores suelen quejarse de problemas para dormir, se despiertan con frecuencia durante la noche y creen que su sueño es malo. Las personas al cruzar la línea de los cincuenta años de edad no duerman de un tirón.

El tiempo total de sueño es en promedio de 6,5 a 7 horas por noche. Puede resultar más difícil conciliar el sueño y pasar más tiempo en la cama en general.

Debido a que la transición entre quedarse dormido y despertarse suele ser repentina, a las personas mayores les resulta más fácil conciliar el sueño que cuando eran más jóvenes.

En promedio, los adultos mayores se despiertan de tres a cuatro veces por noche. También serán más consciente de estar despierto.

Las personas mayores pasan menos tiempo en sueños profundos y se despiertan con más frecuencia. Otras causas incluyen la necesidad de levantarse para orinar, ansiedad o malestar y dolor debido a una enfermedad prolongada (crónica).

Elementos como el estrés, la ansiedad o los malos hábitos de sueño pueden causar o empeorar estos problemas. La inactividad y la frecuencia de siestas en algunas personas mayores pueden afectar significativamente el sueño.

Además, cabe mencionar el entorno, la temperatura del dormitorio, si el colchón es duradero o no y los ruidos que pueden afectar la calidad del sueño de los adultos mayores.

Es importante recordar que muchas personas mayores están tomando medicamentos, lo que puede afectar la cantidad y calidad del sueño.

Los cambios físicos también afectan el sueño. Los trastornos respiratorios son los más comunes; prevalece la apnea del sueño, o la interrupción de la respiración durante al menos diez segundos.

La presencia de menos de cinco apneas por hora se considera normal. Las personas que superan ese límite experimentarán síntomas como cansancio, cefalea y sequedad bucal.

Los problemas musculares como las mioclonias nocturnas, que son sacudidas constantes de las piernas, así como las parestesias nocturnas o el prurito (picor) de las piernas durante el sueño y la necesidad de moverlas para interrumpir la sensación, también están relacionados con el sueño.

Muchos problemas de sueño están relacionados con enfermedades psicológicas, entre las que destacan el estrés, la depresión y los trastornos de ansiedad.

Se recomienda realizar ejercicio para paliar las pérdidas que sufren las personas mayores, a pesar de que estas pérdidas suelen ser permanentes.

El ejercicio no solo mejora los tiempos de reacción, sino que también fortalece los músculos, los huesos y las articulaciones. El ejercicio no solo ayuda a las personas con problemas articulares, sino también a las personas mayores que están hospitalizadas o en instituciones.

El ejercicio es extremadamente beneficioso para personas con discapacidad y sin discapacidad.

Para ayudar a los adultos mayores con problemas de movilidad a ser más móviles e independientes, se puede modificar su entorno para compensar deficiencias específicas causadas por problemas en las articulaciones óseas.

Debe incluirse el diseño de espacios habitables para personas mayores, especialmente cocinas y baños.

Para hacer el baño más accesible, se puede sustituir la bañera por una ducha con barras de apoyo, instalar suelos antideslizantes, añadir barras de apoyo y elevar la altura del inodoro.

Esto retrasa las dependencias y ayuda a las personas mayores a lograr un mejor bienestar psicológico.

Para finalizar, se deben realizar intervenciones para los problemas del sueño. El doble acristalamiento reduce el ruido cuando cambia el entorno.

Un ritual antes de dormir o, en casos más graves, se hará necesario establecer un adecuado plan psicoterapéutico, donde se incluyan técnicas de relajación por ser un tratamiento de los más adecuados.

La configuración de una alarma todos los días para lograr un horario de sueño constante, así como evitar las siestas por la tarde.

Dulces sueños. Nos leemos el próximo viernes.

Psicóloga y abogado María Quiroz.

Instagram @mariaquirozr

Correo electrónico: mariaequirozr@gmail.com.

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Mis adultos mayores: El sueño

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12.04.2024

ola, estimados lectores. Leamos un poco sobre el sueño y los cambios que se experimentan cuando se alcanzan ciertas edades. A veces no es cuestión de cantidad sino de calidad y viceversa.

Se hace necesario recordar que cada individuo es único y exclusivo, por lo que es importante conocer ciertos factores ´que inciden en la calidad del sueño, pero sin generalizar.

Nos vamos a encontrar que las personas mayores suelen quejarse de problemas para dormir, se despiertan con frecuencia durante la noche y creen que su sueño es malo. Las personas al cruzar la línea de los cincuenta años de edad no duerman de un tirón.

El tiempo total de sueño es en promedio de 6,5 a 7 horas por noche. Puede resultar más difícil conciliar el sueño y pasar más tiempo en la cama en general.

Debido a que la transición entre quedarse dormido y despertarse suele ser repentina, a las personas mayores les resulta más fácil conciliar el sueño que cuando eran más jóvenes.

En promedio, los adultos mayores se despiertan de tres a cuatro veces por noche. También serán más consciente de estar despierto.

Las personas mayores pasan menos tiempo en sueños profundos y se despiertan con más frecuencia. Otras causas incluyen la necesidad de levantarse para orinar, ansiedad o malestar y dolor debido a una enfermedad prolongada (crónica).

Elementos como el estrés, la ansiedad o los malos hábitos de sueño pueden causar o empeorar estos problemas. La inactividad y la frecuencia de siestas en algunas personas mayores pueden afectar significativamente el sueño.

Además, cabe mencionar el entorno, la temperatura del dormitorio, si el colchón es duradero o no y los ruidos que pueden afectar la calidad del sueño de los adultos mayores.

Es importante recordar que muchas personas mayores están tomando medicamentos, lo que puede afectar la cantidad y calidad del sueño.

Los cambios físicos también afectan el sueño. Los trastornos respiratorios son los más comunes; prevalece la apnea del sueño, o la interrupción de la respiración durante al menos diez segundos.

La presencia de menos de cinco apneas por hora se considera normal. Las personas que superan ese límite experimentarán síntomas como cansancio, cefalea y sequedad bucal.

Los problemas musculares como las mioclonias nocturnas, que son sacudidas constantes de las piernas, así como las parestesias nocturnas o el prurito (picor) de las........

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