El Fiscal general del Estado, despues de borrar sus mensajes y cambiar de teléfono al igual que el Presidente, que ya había perdido otro en Marruecos, ha sido citado por fin a declarar por el Tribunal Supremo, junto a sus cómplices, en un Auto que señala a la propia Presidencia del gobierno y aquí no ha dimitido todavía nadie. Ni el Fiscal general, ni el propio «Dequiendepende».
El auto del Supremo emplea expresiones demoledoras que ponen de manifiesto la «Operación política» «con características delictivas» del Presidente para acabar con su rival política: el «Momento de urgencia y tensión del Fiscal General», «el sólo trasiego del intercambio de mensajes de 13 de marzo de 2024, (entre las 21:59 y las 23:51 en que se publica el famoso correo entre el abogado de la pareja de Ayuso y el fiscal encargado del caso) y la premura y las prisas del Fiscal general que no podía esperar al día siguiente, ponen de relieve suficientemente, según el auto, «su papel esencial en la divulgación» del correo que no debió publicarse, prevaliéndose de su relación de superioridad jerárquica con fiscales que se vieron obligados a participar.» Era evidente que el fiscal, urgido por «Dequiendepende», filtró a toda prisa el correo a la Presidencia del gobierno.
Una vez allí, se puso a disposición de Juan Lobato, dice........