Pareciera que el último reducto de cordura y coherencia solo pudiera encontrarse en el sistema judicial, pero no hay esperanza porque la producción de leyes contradictorias, y las anomalías jurídicas creadas en el Congreso de los Diputados no dá motivos para ningún tipo de esperanza. Mas aún si al carecer el juez de instrucción de iniciativa, se atribuyera a una fiscalía politizada la persecución del delito. La fiscalía solo está al servicio del poder político como es manifiesto en el ejercicio de García Ortiz y otros engendros precedentes de su misma naturaleza delictual. Un breve repaso pone negro sobre blanco la propaganda del régimen.
El artificio por el que se impone un sistema esenciamente totalitario es conjurar la verdad para administrar la frustración. Es la estrategia Disney que hace de cualquier ciudadano un menor de edad al que solo cabe «informar» del tiempo, las vacaciones, las playas o el tráfico. Y si acaso de la diversión ajena o del triunfo de los pelotaris de turno en la cancha. La Champion League de Zapatero. Lo anodino frente al rigor.
Expresión de esa cultura Disney es la monserga por la cual no basta con poner la otra mejilla, hay que abrazar al asesino, oir al asesino como un hermano para buscar su motivación ¡como si no existiera el simple placer de matar del Caníbal de Milwaukee Jeffrey Lionel Dahmer, o el Carnicero de Rostov, el ilustrado comunista Chikatilo, o el asesino de Alex de 9 años, en Lardero, de niña por carnaval, Javier Almeida. Esa cultura Disney, heredada del precursor socialista Rousseau, frente al realismo de Hobbes, aquello de que todo el mundo es bueno y la sociedad le convierte en canalla. Es la estrategia Disney de «Buscando a Nemo». Nemo significa nadie: Nemo inauditus condemnetur. Tienen a nadie, al autor de la ceguera del cíclope, Sánchez tiene además a Nadia. No existe conflicto, ni........