«Anticristianismo; la obsesión marxista»

Hoy día ya es sobradamente conocido que el marxismo jamás tuvo como meta mejorar la situación económica de los trabajadores, ni redimir de la miseria a los más empobrecidos.

El día 7 de abril publicábamos en estas mismas páginas un artículo titulado “El comunismo y los pobres” en el cual citábamos a ciertos líderes marxistas modernos que confesaban que a los pobres no hay que sacarlos de la pobreza, porque en cuanto se les integra en la clase media, cambian su voto a la derecha.

Muchos piensan que el marxismo tiene como objetivo la transformación de las estructuras capitalistas socio-productivas en otras de carácter socialista.

Es absurdo pensar así, ya que el marxismo fue financiado por las más altas instancias económicas anglosajonas, desde sus inicios revolucionarios hasta la obtención del poder soviético, y posteriormente, estos mismos poderes capitalistas anglosajones cuidaron con mimo exquisito que la Unión Soviética no perdiera su imagen de posible antagonista conflictivo de los Estados Unidos de América. (Financiación de proyectos, trasvase de patentes, etc…).

Es más, en estos días en los que nos ha tocado vivir, cuando el marxismo ha tomado la senda que en su día iniciara Gramsci, y posteriormente desarrollara la llamada Escuela de Fráncfort dando origen al marxismo cultural, mediante el cual, dejando atrás la estrategia de la tortura y el crimen, adoptaba aquella otra, muchísimo más práctica y funcional del lavado colectivo de los cerebros, vemos como son los más altos poderes económicos a niveles planetarios los que se esfuerzan en implantar en las distintas sociedades, y con más intensidad en las del hemisferio occidental, los principios y postulados nacidos en el seno de dicho movimiento. (Ideología globalizadora, ideología contrasexual, ideología ecologista con su variante animalista, ideología de muerte con sus variantes abortiva y eutanásica) cuyo manual de instrucciones aparece compendiado en la llamada Agenda 20-30.

Agenda 20-30 cuyo logotipo nos muestran con orgullo, como insignia en sus solapas, tanto el presidente del gobierno ¿izquierdista?, como el jefe de la oposición ¿derechista? , lo cual nos hace pensar en el hierro con el que los ganaderos marcan a las reses que en su finca pastan, y que siendo de su propiedad utilizan en función de su personal beneficio, a fin de lograr los objetivos que, tan solo por ellos, son perseguidos.

Sea de un modo u otro, lo que siempre nos han mostrado los marxistas con nitidez, es el frenético ahínco con el que anhelan incorporarse al espectro adinerado y privilegiado de la sociedad. Sería muy extraño que unas personas tan interesadas en su incorporación a la clase de los socialmente privilegiados, pretendieran la eliminación de la misma.

No hace falta retrotraerse a los grandes oligarcas rusos, todos antiguos jerarcas del partido comunista. Aquí en España vemos como los líderes socio-comunistas, tras unos breves años en el poder aparecen como propietarios de viviendas en lugares de altísimo estatus, palacetes lujosísimos, grandes fincas rústicas, incluso, como propietarios de minas de oro.

A este respecto podíamos leer en el número correspondiente al día 16 de enero de 2021 del diario El Confidencial la siguiente noticia:

El exjefe de los servicios de Inteligencia Militar del chavismo, Hugo ‘El Pollo’ Carvajal, ha trasladado a la Audiencia Nacional que José Luis........

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