A veces, por extraño que parezca, y estamos viviendo (¿?) al `miercoles 13-3-2024´ pensando en un mañana(¿?) que sea óptimo, acontece que, esto de habitar en la periferia de “la aún España Nación” [-.- en lo que lo asimilamos, los del oeste peninsular, a una parte del espacio tanto geográfico físico (perimetrado en 1833) como antropológico (en seguimiento de Demófilo, Hoyos Sainz y otros muy ilustres investigadores más) de la peninsularidad ibérica -.-], parece que, por algún arcano sortilegio, tenía alguna ventaja añadida y que, al retornar, por motivos varios y atracciones imperecederas, a estos nuestros lares, se veía y proveia como un `agradecimiento interno´,

Tal parecía que era así, para posibilitar, en lo más que deseable y hasta donde fuera posible, y desde una asunción plena y consciente, de lo que supondría una devolución, hacia nuestro entorno natural integral (humano,social, cultural, histórico, lingüístico, económico y político) en nacencia de hogaño, de aquellos saberes y frutos adquiridos que, con el propio esfuerzo de nuestro trabajo, podríamos acompañar, técnica y siempre profesionalmente, para proporcionarselo al común de nuestros convecinos.

Ahora en el aquí que tenemos, integralmente un tanto o un más que alambicado y/o complicado ( con unos idus de marzo que van y vienen), se supone, y tentando las cosas próximas, que sí que estamos, todo lo hace compaginar, en lo que es, desde aquel `coloquial `así es sí así parece ser´, al cuasi vectorizado paradigmático alumbramiento del `día 14 del mes de marzo´ (el ya de un tiempo atrás), que ahora asentamos, en una mirada a vuela pluma, en el actual 2024.

Tal presente momento, era una fecha que, mira por cuanto, en aquellos arcanos momentos, de lo que pudiera aproximadamente estimarse del cercano pasado, se nos hacía la misma más que afable y siempre afectiva, a largo de todo un crucial periodo, de un tiempo que vívidamente pasó [-.- en aquellos estudiantiles, más que abundantes, peripatéticos deambuleos a la sombra de “la Clerecia” y “Las Conchas” y fortuitos paseos conversacionales por “la Rúa”, que eran tan amigables/interactivos/apuntisticos, hasta incluso fraternales/coloquiales/chacharisticos y cuasi sociables/ convivenciales/fraternales, hacíamos cuasi grupalmente, en nuestro deambular, del ir y venir, por el espacio multidisciplinar [de un abigarrado campus universitario centrado en una urbe atrayente que, en la edad media, fue posibilitada poblacionalmente por los padres de Urraca I de León].

Transitabamos, en aquel entonces, entre los imponentes edificios docentes e impresionantes piedras talladas de Villamayor, a cual más histórica y paradigmática, de las facultades, en aquello inicios del “Studii Salmanticiense”, cruzando desde “El Bartolo” [Colegio Mayor de San Bartolomé], por el atajo del Patio de Escuelas [donde está el Cielo de Salamanca] al lado del “Fray Luis” [Colegio Mayor Fray Luís de León], para ir a Anaya [Palacio de] y/o para `dar las vueltas´, que nunca se terminaban, a los soportales de la Plaza Mayor (que impacta e impresiona en su diez entradas) en la leonesa Salamanca. El campus salmantino siempre acrisoló, junto al de Santiago y Granada, amplia solera estudiantil universitaria que aún, como rasgo diferencial, no en vano viene desde 1218, aún permanece y constatado saber de relumbre universal.

Desde tal preámbulo universitario, que nos impactó para siempre, pasamos posteriormente por aquella otra experiencia subsiguiente, en el siguiente entorno formativo, puede que más racional y/o asentado, de lo que constituyó aquel trazado, del `interior modelo urbano´, del cientificamente muy atrayente `Campus Universitario´ de la Cesaraugusta urbe, cómo una situación más directamente enfocada y altamente trascendente, e importancia mayor en nuestra estimación, que nos lo era, tanto a la vez en el mundo más plural y complejo en general, que de aquel entonces se veía y que, por otra parte, en nuestra asimilación particular, conocíamos por referencias, como en algo más unidireccional, ¡y en la Ciencia!, con el de Física en particular.

Ya hemos indicado que: ”Puede que para algunos el día por la Física´ podría ser tal vez el día “14´M”, en relevancia tomada o no, más o menos oficializada, de la situación de la ciencia en general y de la física en particular, pues acontece, y no es en vano, que en la muy cotejada data del 14-3-1879, en la ciudad de Ulm (Reino de Wurtemberg) {y con ello volvemos, ¡y otra vez!, al centro de Europa, donde ahora nos estamos jugando/liando/enbarrangandonos y abochornandonos a todos, en una `pugna fraticida´ entre ciudadanos europeos}, donde nació el hijo de Hermann Einstein (cuyos ascendientes conocidos se remontan a Judá de Nordstetten y Hoyna Moses Sontheimer en el Siglo XVIII) y Pauline Koch (con ascendientes en Julius Derzbacher -.- que cambió el apellido a Koch en 1842 -.- y Jette Bernheimer), al cual le impusieron de nombre Albert”.

En este momento, que no se puede obviar, de conflagración, además de todo lo que supone no solo en el continente europeo [-.- desde las Azores a los Urales -.-] también, apoco que se tuerzan las cosas, está su directa influencia en el resto del mundo, queda en juego el más que endeble presente y también puede [-.- ¿y quién no alberga dudas?, ¿ y quién no presagia acechos?, ¿y quién no alberga miedos?, ¿ y quién puede vislumbrar un porvenir?, ¿ y quién … -.-], que el cercano futuro por la invasión de Ucrania por el régimen intromisor que domina en Rusia.

Desde el momento de su nacimiento y en atención a su posterioridad y los logros que se han atribuido a su persona, todo ha sido el conocer más y mejor sobre tal niño Albert y, a l vez, sobre todo el entorno integral en el que interactuaba.

Hemos pre-indicado que: “Del niño Albert, y en pasando su adolescencia, nos vamos a otras situaciones, una vez conformada su preparación académica, que nos informe de otras improntas, de todo tipo, que nos hablan de su devenir vital y experiencia integral (humana, social, cultural, económica, histórica, literaria, ambiental, política y, ¡claro está!, profesional), cuya trayectoria humana y científica (desde lo que se conoce) sigue impactando, sea por: (1º) Reflejos de su comportamiento, (2º) Enseñanzas del hacer imaginativo y (3º) La imitación de su indomable persistencia. Tales posicionamientos referenciales sobre un individuo del pasado nos lleva a correlaciones sobre situaciones actuales que en los momentos del ahora, precisamente de este ahora, nos pueden ser atrayentes y hasta incluso vienen bien al encuadramiento del modelo ambiental existente”.

Hemos pasado(con aún persistencia de coletazos lacerantes), en un hacer colectivo mundial, por la impactante situación trágica de una pandemia. Decíamos no hace mucho: “Obviamente estábamos, hasta anteayer, con la licencia instada a la temporalidad dilatada, de que el presente, ¡el más que efímero presente!, fuera el de “que nos fuera bien a todos” e incluso lo hacíamos superlativamente a mayores: ¡ y en todo el mundo!, con el apoyo a tal y tan concreto concepto: `estupendamente bien´, cuando ya hacíamos y con ese `todo el mundo´, creyentes y no, el estar más posibilista de ir a la busca de ese Arca de Noé´ con la que hacer la vectorizante y conjunta `feliz singladura´ y ante el tremendo impacto brutal, ¡y muy grave!, de `la epidemia “COVID´19” ´ (“pandemia según la OMS”) que nos conturba y cerca por doquier, y que al unísono, cual acción convergente, mancomunadamente tratábamos, por la aplicación masiva de las vacunas, salir como fuera de un callejón sin apenas posible esperanza”.

Nos ha situado a todos, sin excepcionalidad oteable, al borde de un ignoto precipicio del cual nadie, hasta ahora, ha indicado el cómo regresar, y coloquialmente salvando los muebles, hasta el punto de partida. Ello nos llevó a señalar lo siguiente:” Precedentemente se ha aumentado, tras la invasión reciente contra la soberanía de Ucrania (iniciado por una potencia del este europeo) y ya tenemos que aquellas imágenes de la ´hora final´ (donde apocalípticamente Stanley Kramer nos dibujó un mundo perdido descrito por el ingeniero Nevil Shute Norway ) nos instan, desde nuestra hermandad humana, a elevar los pensamientos más sentidos y más fraternales, ya que aspiramos a que tal singladura poblacional -.- de todo nuestro completo mundo -.-, y no como la del submarino nuclear Scorpion de la ficción fílmica, no sólo sea única y exclusivamente del último restante cuarto poblacional (1/4) y sí, ¡ y siempre!, con el “carpe diem” más pleno y repleto, del absoluto completo y global de toda la humanidad”.

Teníamos que decía, entre sus muchas frases atribuidas, el ciudadano Dr. Einstein Koch (D. Albert), en un poster/cartel/imagen que presidió nuestras horas de trabajo/estudio y/o lectura/audición, aquella frase que, en nuestro deambular por diversas partes de la geografia española, en cualquiera de sus quince constitucionales regionalidades, siempre nos ha acompañado: “No hagas nada contra tu conciencia, ni aunque ella te lo pida”. En este mundo nuestro, tal cual es [-.- ¡ y con lo que tenemos que apechar y no mirar para otro lado! -.-] y con la convulsa y grave cara que ahora se nos presenta, el proceder ambiental, tanto singular como grupal, en plena conciencia, con rectitud y honestidad, debe ser la guía que alumbre a todos, ¡en todos los caminos!, hacia todos los lugares y en todo momento. Deseamos desde aquí, ¡ y fervorosamente!, y como bien común que nos puede ayudar a todos, que nadie, y por ningún motivo, lo haya olvidado.

La Física, y en principio, asimilada como la ocupación/actividad/interpretación y/o dedicación/impulso/ vectorización de las actividades de los físicos, tiene en y por sí misma, como acontece con todas y cada una de las materias/emprendimientos/singladuras del conocimiento/saber /intencionalidad y/o de la conformación/creación/disponibilidad humana, sus instrumentales y vehiculares adherentes aparatajes compositivos y propaladores que, y dicho sea de paso, son interactivos con todas sus significativas figuras y que están, como en cualesquier otro evento interactivo existente, sujetos a la propia situación y/o experimentación del proceder singular y/o grupal en todas y cada una de las manifestaciones del hacer de los individuos.

Ya sabemos que estamos moviéndonos en el entorno cercano al “14´M”, como igualmente hemos oído/leído/auscultado sobre Mateo [-.- de aquello tan bíblico de `los talentos´, en el Evangelio de Mateo (C.25, V. 29) se dice: «al que tiene mucho, más se le dará, y al que tiene poco, se le quitará hasta lo poco que tiene, para dárselo al que más tiene» -.-], sí el “efecto Mateo”, que según algunas exposiciones de significación sociológica, se atribuyen a la utilización de tal terminología, y por primera vez, por King Merton (D. Robert) que, en una aproximación no profesionalizada, nos hablaría del como y la forma en que, así lo indican, los científicos famosos a menudo reciben un crédito incremental, que se pudiera asimilar como un tanto desproporcionado por sus aportaciones /contribuciones/publicaciones (aquello de: “el a más” pues “un tanto más”), mientras que los otros científicos que son menos conocidos reciben menor o en todo caso inferior consideración (aquello de: “el a menos” pues “un tanto menos”) de crédito por sus análogos méritos.

Tenemos que la historiadora de la ciencia, Dra. por la Universidad de Yale, Margaret W. Rossiter, acuñó el ya bastante conocido `término de Matilda´, sí el “efecto Matilda”, para visualizar aquello que acontecía sobre “la supresión sistemática” de información y/o presenciabilidad sobre las mujeres en (la historia de) la ciencia y la negación y/o anulación de las contribuciones de las mujeres científicas en el área de la investigación, que sucedía, ¡y como cierto y seguro escarnio!, con evidenciales formas y situaciones dolosas, en todo lo que se asociaba al expreso y constatable marco referencial de su actividad y, hasta por ende, de su efectividad científica.

Lo señalado precedentemente, parece que incidía e implicaba en el área de la investigación científica y, por ende, del conocimiento humano, que tal vez se estuviera llevando a efecto, puede que posiblemente por individuos y/o puede que posiblemente por grupos, con el máximo descaro en unos casos y en otros con simulaciones de ocurrencias ocasionales [-.- de la cual se hiciera una absoluta, vergonzante y obscena ocultación -.-], “una sistematización orquestada sobre y contra el humano género femenino” tal que, y con tal envergadura, cuyo escenificación desdecia de la valía y ponderación de su propio trabajo (fuera tanto en liderazgo o fuera colaborativo), por el sesgo, ¡único y exclusivista!, de “ser llevado a efecto por seres humanos que eran mujeres”, muy a menudo se les atribuía, puede que incitadamente, con obvia dejación de su constatable autoría, a sus colegas masculinos y ya, en tal situación, serían una aplicación, una más, de la Ley de Stiger (axioma de 1980 que, curiosamente, ya había sido anunciada antes por Robert k. Merton).

Tenemos que para Evans Harris Walker, físico, fundador del Instituto Walker del cáncer, están tres asertos, que aparecen en la publicación Mileva Einstein-Maric: La Madre «Olvidada» de la Teoría de la Relatividad de la Dra González Moreno (Dª. Mercedes), donde, y de forma literal, se expone lo siguiente:

1º La teoría de la relatividad es más obra de Mileva que de Einstein.

2º Hay docenas de ejemplos que demuestran que tuvieron una relación científica muy cercana y que discutieron con mucho detalle el trabajo de físicos y de matemáticos como Lenard, Helmholtz, Hertz, Drude, Boltzmann, Kirchhoff, y Planck.

3º Encuentro que en 13 de las 43 cartas de Albert a Mileva hay referencias a la investigación de ella o al trabajo en colaboración en ese momento. Por ejemplo, en el documento 74 Einstein dice: «encuentro la colaboración muy buena […] Comenzaremos inmediatamente […] He recurrido otra vez a otro método para estudiar el efecto Thomson. Éste tiene semejanzas con el tuyo para determinar la interdependencia de K y T […] Si una ley de la naturaleza emerge de esto, lo enviaremos a Annalen der Physik […]»

En tales y tan concretas aportaciones de Harris Walker (D. Evans), que han sido divulgadas, tenemos que la explicita referencia a Marić Ruzić (Dª. Mileva) cuando era estudiante y despues posterior compañera/novia/mujer de Einstein Koch (D. Albert), tienen que ver, parece que mucho con los logros científicos alcanzados (¿por ambos?), por lo cual ha motivado que ahora, en la actualidad, adquieran amplio eco las discusiones sobre sí `a tal y tan concreta investigadora´, con total plenitud fue o no cierta y/u ocasional víctima del “efecto Matilda” y, ante tal interrogación, sí Einstein Koch (D. Albert) pudo tomar o no posibles “ideas matemáticas”, entre otras consideraciones, de una refutada matemática con y/o sin darle reconocimiento (¿anterior, en o sobrevenido?) a la misma, lo cual situaría el {“14´M”}´1879 en amplio compartimiento con el {19´D}´1875 que es cuando nació la niña Marić Ruzić (Dª. Mileva).

Tenemos como muy presente que: “los derechos humanos deben ser de todos y cada uno de los seres humanos, con todos y para todos los seres humanos, sea ello en la consideración de un `{“14´M”}´1879´ o sea en la consideración de un `{19´D}´1875´, e incluso, ¡e igualmente!, siendo en convergencia de ambos.

QOSHE - «“14´M” al “Día por la Física” « - Francisco Iglesias Carreño
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«“14´M” al “Día por la Física” «

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14.03.2024

A veces, por extraño que parezca, y estamos viviendo (¿?) al `miercoles 13-3-2024´ pensando en un mañana(¿?) que sea óptimo, acontece que, esto de habitar en la periferia de “la aún España Nación” [-.- en lo que lo asimilamos, los del oeste peninsular, a una parte del espacio tanto geográfico físico (perimetrado en 1833) como antropológico (en seguimiento de Demófilo, Hoyos Sainz y otros muy ilustres investigadores más) de la peninsularidad ibérica -.-], parece que, por algún arcano sortilegio, tenía alguna ventaja añadida y que, al retornar, por motivos varios y atracciones imperecederas, a estos nuestros lares, se veía y proveia como un `agradecimiento interno´,

Tal parecía que era así, para posibilitar, en lo más que deseable y hasta donde fuera posible, y desde una asunción plena y consciente, de lo que supondría una devolución, hacia nuestro entorno natural integral (humano,social, cultural, histórico, lingüístico, económico y político) en nacencia de hogaño, de aquellos saberes y frutos adquiridos que, con el propio esfuerzo de nuestro trabajo, podríamos acompañar, técnica y siempre profesionalmente, para proporcionarselo al común de nuestros convecinos.

Ahora en el aquí que tenemos, integralmente un tanto o un más que alambicado y/o complicado ( con unos idus de marzo que van y vienen), se supone, y tentando las cosas próximas, que sí que estamos, todo lo hace compaginar, en lo que es, desde aquel `coloquial `así es sí así parece ser´, al cuasi vectorizado paradigmático alumbramiento del `día 14 del mes de marzo´ (el ya de un tiempo atrás), que ahora asentamos, en una mirada a vuela pluma, en el actual 2024.

Tal presente momento, era una fecha que, mira por cuanto, en aquellos arcanos momentos, de lo que pudiera aproximadamente estimarse del cercano pasado, se nos hacía la misma más que afable y siempre afectiva, a largo de todo un crucial periodo, de un tiempo que vívidamente pasó [-.- en aquellos estudiantiles, más que abundantes, peripatéticos deambuleos a la sombra de “la Clerecia” y “Las Conchas” y fortuitos paseos conversacionales por “la Rúa”, que eran tan amigables/interactivos/apuntisticos, hasta incluso fraternales/coloquiales/chacharisticos y cuasi sociables/ convivenciales/fraternales, hacíamos cuasi grupalmente, en nuestro deambular, del ir y venir, por el espacio multidisciplinar [de un abigarrado campus universitario centrado en una urbe atrayente que, en la edad media, fue posibilitada poblacionalmente por los padres de Urraca I de León].

Transitabamos, en aquel entonces, entre los imponentes edificios docentes e impresionantes piedras talladas de Villamayor, a cual más histórica y paradigmática, de las facultades, en aquello inicios del “Studii Salmanticiense”, cruzando desde “El Bartolo” [Colegio Mayor de San Bartolomé], por el atajo del Patio de Escuelas [donde está el Cielo de Salamanca] al lado del “Fray Luis” [Colegio Mayor Fray Luís de León], para ir a Anaya [Palacio de] y/o para `dar las vueltas´, que nunca se terminaban, a los soportales de la Plaza Mayor (que impacta e impresiona en su diez entradas) en la leonesa Salamanca. El campus salmantino siempre acrisoló, junto al de Santiago y Granada, amplia solera estudiantil universitaria que aún, como rasgo diferencial, no en vano viene desde 1218, aún permanece y constatado saber de relumbre universal.

Desde tal preámbulo universitario, que nos impactó para siempre, pasamos posteriormente por aquella otra experiencia subsiguiente, en el siguiente entorno formativo, puede que más racional y/o asentado, de lo que constituyó aquel trazado, del `interior modelo urbano´, del cientificamente muy atrayente `Campus Universitario´ de la Cesaraugusta urbe, cómo una situación más directamente enfocada y altamente trascendente, e importancia mayor en nuestra estimación, que nos lo era, tanto a la vez en el mundo más........

© Periodista Digital


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