El barranco empieza en las montañas de Buñol con dirección a Chiva y continúa por el término de Cheste, cruza el llano de Quart junto a la venta del Poyo, pasa después por las cercanías de Torrent y de Catarroja, y desagua en la Albufera de Valencia. Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas cuando corre tan furiosamente, que destruye cuanto encuentra. En Chiva, sorprendió a media noche sus vecinos, asolando un número considerable de edificios, esparciendo en varios kilómetros los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte.
El párrafo anterior, que bien pudiera describir la reciente catástrofe registrada en los alrededores de Valencia, corresponde a un episodio mucho más antiguo, narrado por el ilustre naturalista Antonio José Cavanilles hace ya dos siglos y medio. No es más que una simple muestra de las numerosas inundaciones que vienen asolando la costa mediterránea desde tiempos inmemoriales. Entre 1321 y la actualidad, se han contabilizado 26 riadas en Valencia (excluyendo esta última de 2024), casi cuatro riadas por siglo. El alcance de muchos de estos episodios ha quedado registrado en placas o azulejos fijadas a los muros en muchas localidades ribereñas, donde una marca horizontal señala el nivel que alcanzaron las aguas.
Es muy importante señalar que la mayor parte de esas 26 riadas se produjeron durante un período de frío generalizado conocido como la Pequeña Edad de Hielo. En la gráfica adjunta, la línea azul representa la evolución de la temperatura desde el año 1200 hasta la actualidad, mientras que los círculos rojos señalan el momento en que se produjeron dichas riadas Es destacable la continuidad con que aparecen estas catástrofes, tanto en los momentos en que la temperatura es ascendente como descendente, aunque hay una tendencia a que se concentren preferentemente en los periodos en que desciende la temperatura (18 versus 6).
Complementariamente, la figura siguiente corresponde a una ampliación de la gráfica anterior, donde se muestra como las grandes riadas de los años 1944, 1957 y 1982 en Valencia y también la de 1962 en Barcelona, se produjeron también durante un periodo de enfriamiento. Cabe recordar que, en aquellos momentos, se creía que nuestro Planeta se abocaba a una nueva glaciación.
Por otra parte, la pluviosidad de este último episodio de 2024 ha sido muy inferior a la que se registró en 1982. De acuerdo con esos datos, no puede invocarse al calentamiento global como responsable del recrudecimiento (tanto en frecuencia como en intensidad) de unos fenómenos que, con similar violencia, se vienen repitiendo sistemáticamente desde mucho antes de la época industrial y de las emisiones de CO2 antropogénico a la atmósfera.
Cabe preguntarse entonces por qué, disponiendo de la experiencia acumulada durante........