“Toda mi doctrina está aquí: el triunfo natural del mal sobre el bien, y el triunfo sobrenatural de Dios sobre el mal. Aquí está la condenación de todos los sistemas progresistas y perfecciones con que los modernos filósofos, embaucadores de profesión, han intentado adormecer a los pueblos, esos niños inmortales.”
Donoso Cortés
Señor presidente: si he de serle sincero, no tengo la menor esperanza de que estas reflexiones lleguen a su conocimiento, y en el supuesto de que llegase a tener noticia de ellas, puedan causar el menor efecto en sus mudables propósitos.
Soy consciente de que mis palabras son una gota de agua en la inmensidad de los océanos. Incluso es posible que las mismas constituyan una osadía infinita, al ser yo un insignificante humano y usted ser la corona de las cumbres del Olimpo político. Por eso yo voy andando y usted en el Puma o en el Phalcon, aunque vaya del salón de su residencia al recinto en el que se asienta el trono de su intimidad.
Pero mientras que usted, cada vez que se ve obligado a pisar la calle, tiene que ampliar el perímetro de seguridad para no sufrir la incomodidad de escuchar los reproches de quienes no comparten su imaginario progresismo, yo tengo la........