De acuerdo a la neurociencia, la realidad que percibimos se forja tras procesar la información que nos llega a través de los sentidos. Existen, sin embargo, seres excepcionales que escapan —algunos fugan— de esta definición. Uno de ellos, por ejemplo, es el premier Gustavo Adrianzén cuyo cerebro, por diversos motivos —instinto de supervivencia, demasiado apego a un fajín, horror al vacío salarial—, prefiere desdeñar los datos sensoriales y, en cambio, decide construir una realidad paralela, distorsionada, incluso abiertamente falsa, sí, puede ser, pero muchísimo más amigable.
Este fenómeno ha sido investigado a fondo por el neurocientífico y politólogo Tiago Thrafa, quien, aprovechando una nueva edición de la Feria del Libro Ricardo Palma, presenta: El mundo según Adrianzén. En esta obra, el autor analiza la conducta del premier con la paciencia y el cuidado de un entomólogo, lo que explica por qué trata al presidente del Consejo de Ministros, a lo largo de 220 páginas, como a un insecto.
En el primer capítulo, Thrafa hace un recuento de los antecedentes políticos de Adrianzén, en particular, de los aciagos meses en los que fue ministro del gobierno de Nadine Heredia. Eso sí, no se detiene en el repaso de sus logros porque —bienvenido al club— no los pudo encontrar.
Los siguientes capítulos se corresponden con las distintas coyunturas sociopsicopolíticas que ha debido afrontar tanto en su condición de premier. En ellos, el autor pormenoriza, detalla y disecciona aquello que le da nombre al libro: la metodología que utiliza Adrianzén para sobrevivir en tiempos de Boluarte. Finalmente, el epílogo resume los principales hallazgos de la........