La política pública de lo invisible
Nadie llega a su casa y se dice a sí mismo: “Qué buen día, no me robaron el celular”. No hay fiesta, ni post en Instagram, ni brindis con pisco. Si todo salió bien, ni lo piensas. Pero si te vacían los bolsillos en la puerta de tu casa, ahí sí: el reclamo, la indignación, el “no se puede vivir así”.
Con la política pública pasa lo mismo. Nadie agradece cuando el semáforo funciona, pero si deja de hacerlo y el tráfico se vuelve un infierno, ahí sí todos gritan. Nadie aplaude cuando el puente aguanta, pero si se cae, exigen cabezas. Las mejores........
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