Tiempo y azar

Un antiguo sabio dijo algo incómodo, de esos pensamientos que uno no imprime en un póster motivacional: no está en nuestras manos ni la prosperidad de los malvados ni el sufrimiento de los justos. No es una reflexión sobre lo difícil que es entender el mundo. Es peor: es una declaración de impotencia. No controlamos el tablero. El mérito no gobierna el destino. La ética no administra la suerte.

Nos han enseñado a pensar la vida como un sistema de premios y castigos: si te esfuerzas, prosperas; si obras bien, te irá bien; si haces lo correcto, el mundo responderá. Pero la experiencia —personal y colectiva— desmiente a diario ese relato. Hay........

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