¡Salvemos al aburrimiento!

Cuando se trata de la vida laboral o el entretenimiento, la actividad tiene ecos positivos frente a su contrario. Sin embargo, la mayor parte del tiempo vivimos en una suerte de unidad de cuidados intensivos, sometidos a una transfusión por goteo de estímulos audiovisuales, rumiando ruido digital, esperando un clímax dopaminérgico equivalente a una catarata de monedas en una maquinita de casino.

¿Qué fue del aburrimiento? Si fuera un animal estaría al borde de la extinción y, a diferencia de esas especies que tanto decimos lamentar, estaríamos orgullosos de ser nosotros la causa de su desaparición.........

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