Las cifras son tan contundentes como preocupantes: el 48% de los peruanos no sabe por quién votar o evalúa viciar su voto. No es solo un problema político. Es, sobre todo, un fracaso de marketing y liderazgo.

Los candidatos creen que comunicar es aparecer, que posicionar es viralizar y que tendencia es sinónimo de credibilidad. No lo es. Hoy, TikTok se ha convertido en el nuevo Twitter: marca agenda, genera conversación y emoción momentánea, pero no construye confianza ni decisión de voto. Produce ruido, no convicción.

El error está en confundir alcance con impacto. Las redes sociales pueden amplificar mensajes, pero no........

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