Hay indicios suficientes para establecer que un cabello de Pamela jala más que cuatro bueyes trujillanos, tierra que vio nacer a Christian Cueva.
Pero, según información adicional relacionada con los mismos hechos crucialmente intrascendentes, un rizo de Melissa sería aún más poderoso que los cuatro bueyes trujillanos, aún asistidos por el Lamborghini de Jefferson Farfán.
Sobre lo anterior, hay evidencia digital y sólida presunción física. El verdadero misterio reside en el poder gravitacional del cabello enhiesto de Christian Cueva. Esas erectas estalagmitas capilares parecerían actuar como antenas difusoras de un magnetismo insondable. O es eso o es la confirmación científica de que billetera y notoriedad vuelven galán hasta a una piedra.
Pero su desorden sentimental no califica en absoluto como coartada para pegarle a una mujer. Peor y más cobarde aún es cuando le pega donde no hay cámaras, como es el caso de algunos ascensores. Luego se simula estoicismo ante cámaras. Esa es una gambeta que la tribuna no ve.
El problema de Cueva, en donde la pipilepsia y la dipsomanía son aditivos, es una........