Me chupa un huevo
Vengo trabajando desde hace mucho tiempo para poder habitarme, para poder hacer de mi existencia un lugar seguro, mi espacio de confort. Me he divorciado dos veces tomando la lección de esas dos maravillosas maestras que la vida me regaló y se inmolaron para ser mi espejo.
Jalé en el primer ciclo y, como no hay primera sin segunda, volví a jalar hasta que tomé el vacacional del curso indispensable en mi vida: AMOR PROPIO, SOY SUFICIENTE CONMIGO, VENGO COMPLETITO, EL AMOR ES ALGO QUE OCURRE EN MÍ Y SE EXPANDE.
¿Qué siento por mis exconsortes? Profunda gratitud, amor y también, cuando joden, ganas de mandarlas a la mierda. Pero ya entendí que lo que me jode es en realidad eso en lo que me falta trabajar, así que en ese preciso instante me centro y voy por mi nueva lección. Con una de ellas me llevo mejor que con la otra, es públicamente conocido. Yo me hago cargo de lo mío. Lo de ellas no es asunto que me corresponda. No soy salvador de nadie.
¿Cuál es la fantasía que en el fondo de mi corazón aún sigue en pie? Poder juntarnos todos a reírnos un buen rato, mis hijos, sus parejas, los hijos de sus parejas, y conscientemente evidenciar que todos estamos conectados. Pero eso va a tener que esperar: una de ellas todavía odia, la otra está en proceso, y yo para ambas sigo siendo un humano impredecible. Me lo hacen saber cuando las papas queman.
Marita y yo acabamos de cumplir cinco años. Eso significa que oficialmente en el récord de mi vida este es el vínculo más duradero registrado hasta el día de hoy.
Con ella me siento plenamente expandido y lo mejor es que no........
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