La ciudad antigua |
Seguro que recuerda la historia, ya verá. Unos trabajadores estaban por demoler una casa. “¿La tumbo?”. “¡Oe, túmbala, nomás!”. Y la cuchara de la retroexcavadora golpeaba el techo con fuerza, destruyéndola casi toda. “¡Espera!, ¡esa no! ¡Era la otra! ¡La casa abandonada era la otra!”. Perplejidad: “¡Pero si está nueva!”. Voz en off: “No metas la pata; pinta con CPP, pintura de larga vida”. Fue uno de los mejores comerciales. En vez de semidesnudas, lo usual por entonces, se recurrió al humor. CPP disparó sus ventas y pasó a ser una marca querida. Ese recuerdo viene a cuento por otras historias, las de la resurrección de Roma y Londres, destruidas por incendios dantescos en épocas en las que no había agua corriente ni bomberos. La Roma era la que dejó Augusto: “… recibí una Roma de ladrillo y dejo una Roma de mármol”. Eso era cierto para el Foro, el centro político de la ciudad. El resto seguía siendo insular, edificios de hasta seis pisos de madera, en las que vivía el pueblo, hacinado. El incendio del 64 se atribuyó a........