Presidentes en la cárcel y electores cómplices

Dicen que el poder político no corrompe, tan solo desnuda a quien ya tenía el hábito de la corrupción antes de asumir un cargo público. Las llamadas red flags, esas banderas rojas de alerta, muchas veces son pasadas por alto por algún interés; otras, pocas veces, por ingenuidad; y casi siempre para que no gane el rival. Se elige a un corrupto a sabiendas, para cerrarle el paso al contrincante y por usar ese criterio —el antivoto— hemos llenado la cárcel de Barbadillo con expresidentes electos a sabiendas o, por lo menos, sospechando sus antecedentes.

El ejercicio del poder, por sí solo, no corrompió a Toledo, Humala (Nadine), Vizcarra, Castillo. Ellos ya tenían retorcido su ADN antes de llegar a Palacio de Gobierno. Lo peor es que muchos no lo quisieron ver y, ahora, frente a las........

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