El 12 de febrero de este año, 478 kilos de droga despachada en un vuelo de la estatal Boliviana de Aviación (BOA) llegaron al aeropuerto Adolfo Suárez, en Barajas-España, y a fines de mayo, y un operativo combinado de fuerzas antidroga de Europa y Latinoamérica (que no incluyó a la Policía Boliviana) desmanteló una organización criminal que en dos años había movido 17 toneladas de droga con destino al viejo continente, toda procedente de Bolivia, según reportó la agencia Infobae.

Aunque el primer caso data de hace cuatro meses, se conoció públicamente en el país la pasada semana y las autoridades bolivianas se movilizaron en consecuencia. El viernes capturaron a dos operarios de BOA que trabajaban en el aeropuerto Viru Viru (de donde salió la droga) tras identificarlos al revisar las cámaras de seguridad de la fecha en que salió del país el pesado cargamento.

En conferencia de prensa, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, mostró imágenes en las que se ve a los operarios, ahora acusados de tráfico de drogas, sacar los precintos de seguridad a un contenedor que había pasado la revisión de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn).

Pero hay muchísimos cabos sueltos que deberían ser esclarecidos cuanto antes, para revertir, al menos en algo, el deterioro de la imagen de la línea bandera boliviana, que en el último tiempo va de tumbo en tumbo por las constantes quejas de sus usuarios y por los reportes de algunas fallas en sus aeronaves.

No solamente llama la atención la demora de cuatro meses para el inicio de investigaciones en el país (aquí parece que algo tuvieron que ver las autoridades españolas), sino la imposibilidad de que dos operadores pudieran haber cargado solos media tonelada de droga pasando por todos los controles aeroportuarios hasta depositarla en un contenedor.

¿Será tan fácil burlar la mirada de las especializadas fuerzas antidroga, que hace poco anunciaron “el mayor golpe de la historia al narcotráfico” en la historia del país? ¿Será que las cámaras de seguridad en semejante aeropuerto sólo graban archivos de video sin que nadie haga seguimiento de lo que ocurre? ¿Será que en estos cuatro meses los dos operarios no volvieron a romper ningún otro precinto de seguridad?

Hay muchas interrogantes en este caso que trae a la memoria lo que hizo Luis Amado “Barbas Chocas” Pacheco en septiembre de 1995, cuando llevó 4.000 kilos de droga al aeropuerto Jorge Chávez, de Perú. La diferencia es que lo hizo en un vuelo de línea privada y no en uno de la empresa estatal de aviación.

Y son este tipo de incidentes los que alimentan la desconfianza en las fuerzas antidroga bolivianas, que fueron excluidas en operativos internacionales, como los que organiza la Oficina Europea de Policía (Europol). Según un recuento hecho por Página Siete, el de fines de mayo es el cuarto operativo internacional antidrogas en el que se excluyó a la Policía Boliviana, pese a que la sustancia ilícita salió desde el país, los tres anteriores se dieron en 2022.

El motivo no es difícil de suponer: desconfianza. ¿Cómo no habría desconfianza si las fuerzas antidroga no son capaces de detectar (o no quieren hacerlo) media tonelada que pasa por sus narices? Tampoco es un buen antecedente la larga lista de policías antidroga procesados por ser parte del delito que decían combatir.

Entre 2011 y 2022, al menos cinco “zares” de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico fueron involucrados con el narcotráfico: René Sanabria, Óscar Nina, Omar Rojas, Maximiliano Dávila y Gonzalo Medina. Con ese antecedente, y ahora la salida de media tonelada de droga en un avión de la aerolínea estatal, es difícil confiar.

Y no es que se debiliten las raíces del narcotráfico con la destrucción de fábricas abandonadas en la selva, sea la cantidad que fuera, porque mientras las redes continúen activas, el negocio seguirá próspero. Y las redes están compuestas por narcos civiles, narcos de uniforme y posiblemente narcoautoridades.

QOSHE - Media tonelada de desconfianza - Editorial
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Media tonelada de desconfianza

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04.06.2023

El 12 de febrero de este año, 478 kilos de droga despachada en un vuelo de la estatal Boliviana de Aviación (BOA) llegaron al aeropuerto Adolfo Suárez, en Barajas-España, y a fines de mayo, y un operativo combinado de fuerzas antidroga de Europa y Latinoamérica (que no incluyó a la Policía Boliviana) desmanteló una organización criminal que en dos años había movido 17 toneladas de droga con destino al viejo continente, toda procedente de Bolivia, según reportó la agencia Infobae.

Aunque el primer caso data de hace cuatro meses, se conoció públicamente en el país la pasada semana y las autoridades bolivianas se movilizaron en consecuencia. El viernes capturaron a dos operarios de BOA que trabajaban en el aeropuerto Viru Viru (de donde salió la droga) tras identificarlos al revisar las cámaras de seguridad de la fecha en que salió del país el pesado cargamento.

En conferencia de prensa, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, mostró imágenes en las que se ve a los operarios,........

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