22/10/202421/10/2024 Campistas por el derecho a la vivienda en la Plaza del Ayuntamiento de Valéncia, a 20 de octubre de 2024 /EFE.
Me encanta el olor a 15M por la mañana. Este domingo nos desayunábamos con el levantamiento de una acampada en plena Plaça de l'Ajuntament de València. Y ayer lunes también. Un energético aroma a revuelta está cruzando las ciudades del Estado a cuenta del movimiento viviendero. La acampada de València se produjo al terminar la manifestación del pasado sábado, que marchó bajo el expresivo título de Valéncia s’ofega –Valencia se ahoga–, y no por el humo de ninguna falla si no por el petardazo inmobiliario que de un tiempo a esta parte ha sufrido la ciudad con el nefasto avance, como en la Nada de La historia Interminable, de la privatización de la vida, esa niebla que nos está envolviendo poco a poco hasta hasta dejarnos cada vez más inmóviles.
Pero la niebla saca también a la luz un diagnóstico de imposibilidad: la escasez de vivienda asequible se está volviendo una tónica en casi todos los núcleos urbanos del país. La pérdida del derecho a la ciudad, la privatización de cada metro de lo que antaño fue común se extiende sin obstáculo legislativo. Resultado: condiciones de vida incompatibles con la dignidad. Se ahoga Valencia, se ahoga Madrid, se ahoga Barcelona, Palma, Sevilla, Tenerife... Nos ahogamos, nos van a quemar como a ninots dentro de lo que en otro tiempo fueron nuestros reconocibles espacios de vida, íntima y común, casas y plazas. Y nos ciega........