Pedro Sánchez, Macondo, el socialismo y el olvido

05/05/202405/05/2024 Lorena Sopêna / Europa Press

Cuenta Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, que a Aureliano Buendía le entró un ataque de desmemoria y que, en vez de entrar en pánico, pensó que podía compensar el olvido con papelitos que, colgados en las cosas, les recordaba los nombres con los que las conocían. En Macondo, los más viejos pensaron que eso podía ser un buen modo de encontrar las cosas valiosas que se les habían perdido al quedarse sin su palabra compartida. No lo cuentas Gabo, pero seguro que los más viejos del lugar, hablando con los más jóvenes, se preguntaron si ese no sería el caso de cosas antaño importantes y que se habían desvaído, como el socialismo, perdido el siglo pasado en renuncias que, entonces, les debieron parecer astutas a los zapadores, pero que hoy, quizá convencidos del error de la ingenuidad de creer en la contrición de los privilegiados, les parecería un patinazo imperdonable:

"Fue Aureliano quien concibió la fórmula que había de defenderlos durante varios meses de las evasiones de la memoria. La descubrió por casualidad. Insomne experto, por haber sido uno de los primeros, había aprendido a la perfección el arte de la platería. Un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar los metales, y no recordó su nombre. Su padre se lo dijo: «tas». Aureliano escribió el nombre en un papel que pegó con goma en la base del yunquecito: tas. Así estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro".

Pedro Sánchez se olvidó hace unos días de que en política no hay que pedirle a la gente que te quiera poniéndoles contra la espada o la pared, sino que, cuando de verdad sienten que te la has jugado por ellos, y lo sienten porque te la has jugado contra los poderosos, son capaces de poner el cuerpo y echarse a la calle para apoyarte sin que hagas un gran teatro para que los demás vean que, en verdad, el pueblo te quiere. Pedro Sánchez es de una generación que necesita escenificar que las "muchedumbres" les adora, con el riesgo de que confundan un revés con un no definitivo y sacrifiquen el fondo por las formas. Son la generación del "espejito, espejito", muy dependiente del "qué dirán", atentos a la puesta en escena, con lo que eso le da a los medios de comunicación de capacidad de tiro. De momento, ya le ha permitido ejecutar a Albert Rivera, Pablo Casado, Pablo Iglesias, Eduardo Madina y, probablemente, a otros cuantos que se sumarán a la lista.

"Pero pocos días después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces las marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le comunicó su alarma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso a todo el pueblo. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca, malanga,........

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