10/06/202410/06/2024 Luis 'Alvise' Pérez. EFE
La izquierda ha sido completamente arrasada y la ultraderecha ha mandado el proyecto social europeo contra las cuerdas, pero parece ser que la culpa la tenemos – otra vez – los jóvenes.
De adolescente, cada vez que me dolía la cabeza o un pie o me daba fiebre, mi madre decía que era culpa del teléfono; daba igual que me hubiera reventado con la bicicleta y tuviera la cabeza como una ermita en el mes de mayo, pues mi madre, temerosa de Dios y la tecnología, venía a decir que la culpa de todo era del dichoso cacharrito (no del móvil, no: de El Cacharrito).
Pues este análisis, más o menos irónico en esta transcripción, es uno de los que están circulando respecto a la entrada de Se Acabó La Fiesta en el Parlamento Europeo.
Alvise Pérez, ardilla de feria y trilero profesional de manicomio, ha conseguido tres europarlamentarios en la noche electoral del 9 de junio (para sorpresa de muchos, de mí el primero). Como en este país y en este continente y en este siglo el deporte oficial, el que no requiere ni federación ni stickers caros, es echar balones fuera y culpar a los otros, todo el peso de esta debacle moral y política ha caído contra los jóvenes, quienes, según los mismos listísimos de siempre, le habrían votado en masa.
Sobra decir que no hay ni un solo indicador que dé la razón a este argumento, pero da igual; el discursito de sociólogo de guardería, de ojeador del Internet que toma apuntes en una Moleskine de bolsillo ya ha estipulado, como si fuera la convención de sabios de la tribu, que el........