Los “pequeños” propietarios

22/01/202422/01/2024 Cartel de alquiler en un edificio de Madrid. EUROPA PRESS/Alberto Ortega

He conocido a un bebé con más patrimonio que yo.

El sábado por la noche fui con mi novia a una taberna de la calle Ángel. Como estaba llena y se escuchaban más las voces que los cánticos de los camareros, nos pusieron cerca – muy peligrosamente cerca – de una mesa larga con ocho personas y una banda incontable de niños.

Mi novia y yo, ambos pobres como ratas – ella dependienta, yo sin trabajo fijo (escucho ofertas) –, nos la jugábamos cenando fuera de casa en pleno fin de mes, sin embargo, la inconsciencia es lo último que se pierde. El caso es que la cosa marchaba bien, más o menos bien, hasta que empezamos a captar la conversación de la mesa de al lado – soy un voyeur, que la peña hable más bajo si no quiere salir en mis columnas.

– Yo le cobro 1.500 euros al mes.

– Yo estoy perdiendo dinero, pero no me da demasiados problemas.

La mesa justo a nuestra derecha, esa tan larga y repleta de camaradería y niños con los que habíamos intercambiado incluso alguna que otra mueca vacilona, era una mesa de rentistas. ¡De rentistas, sí!

Al principio me costó un poco creerlo, pues desde pequeño me han contado que los malos son los poderosos fondos de inversión que compran pisos y edificios y hasta barrios enteros; sin embargo, mis oídos no me engañaban y, efectivamente, aquellos de nuestra derecha eran........

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