Ave, Donald, morituri te salutant

Por lo que parece, el segundo mandato de Donald Trump empieza mucho más fuerte que el primero, un período caracterizado por un repliegue de fronteras en el que el multimillonario del castor craneal se dedicó básicamente a joder a su propio país en lugar de joder a los de fuera, como es habitual en la política exterior estadounidense. Este principio de combustión interna lo llevó al punto de promocionar un golpe de Estado en las postrimerías de sus vacaciones en la Casa Blanca, indignado porque las votaciones presidenciales no salieron como a él le daba la gana. Jaleada por Trump y sus mariachis, una turba de fachas y paletos -algunos de ellos disfrazados de bisonte, para no dejar dudas del nivel intelectual- tomó el Capitolio por la fuerza y, durante cuatro años, la justicia estadounidense no tuvo medio, tiempo o ganas de castigar al responsable. A lo mejor, por si a un magistrado imaginativo le daba por hacer comparaciones con lo que sucedió en su día en Chile, en Grecia, en Indonesia, en Brasil, en El Salvador, en Níger, en Guatemala, en Bolivia y casi donde se les ocurra. 

Teniendo en cuenta que Trump todavía no ha tomado posesión del cargo, es posible que sus declaraciones de anexionarse Groenlandia, Canadá y el canal de Panamá no sean más que un órdago a la chica, una manera de acojonar al........

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